"Sé lo que es estudiar, trabajar y luchar"
La dueña del puño que se alzó, triunfante, en la noche electoral vasca al grito de Gora ezker abertzale berria (Viva la nueva izquierda abertzale), ha elegido el restaurante y también el menú que vamos a degustar. Da por supuesto que el periodista come de todo y que nadie con mediano paladar puede hacerle ascos, en Getaria (Guipúzcoa), a un plato de pescado, aunque se trate del vilipendiado verdel. Como acierta de plano -los lomos asados a la parrilla están exquisitos-, Aintzane Ezenarro declara probado que se puede comer pescado fresco, rico y barato y, de paso, echarles una mano a los arrantzales (pescadores) que estos días venden el verdel en lonja a 30 céntimos el kilo.
La cara visible de Aralar es una ex periodista de la televisión vasca (ETB) que figura como una de las 10 vascas más sexy en una de esas selecciones tontamente frívolas que circulan por la Red. Viste con cierto estilo, pero conviene no equivocarse y observar, sobre todo, sus movimientos de manos envolventes y enérgicos.
La dirigente de Aralar aspira a desplazar a Batasuna, pero con un mensaje de paz
Esta mujer de sonrisa fácil tiene remango, se ve que está acostumbrada a mandar. "Alguien tiene que dirigir, ¿no? Soy la mayor de tres hermanas en una familia de trabajadores y sí, puede que se me note ese sentido de la responsabilidad. Saqué Periodismo y Sociología con becas y trabajando de camarera y cartera en los veranos. Sé lo que es estudiar, trabajar y luchar. No me asusta arriesgarme cuando creo en una causa", dice. Su causa política, la independencia de Euskadi y el socialismo, está animada por el propósito de ocupar el espacio que viene detentando la ilegalizada Batasuna. Es un reto no exento de peligros porque los terroristas y sus amigos no aceptan la competencia.
La misma noche del 1-M, la vieja izquierda abertzale emergió, airada, para acusarles de haberles "robado" los votos. Quiso arruinar la fiesta a esta izquierda abertzale civil que hizo su puesta de largo con cuatro escaños y el título de segunda fuerza nacionalista. "Hay demasiada gente con demasiado odio que pesa demasiado en Euskadi", comenta, tras aludir a los duros inicios de su partido, fundado por ex militantes de Batasuna hartos de la servidumbre impuesta por ETA. Aralar, apunta, es una puerta a la esperanza para personas de ese mundo que están cansadas de tanto sufrimiento. "No estamos dispuestos a esperar a que ETA declare el día H de la paz".
Nacida en Getaria hace 37 años, madre de tres niños, es una activista neta que desconfía de los intelectuales y de los teóricos no comprometidos. Pragmática y realista, fía, sobre todo, el resultado al trabajo, a la disciplina y a la constancia. Desde que dejó la universidad, su vida ha discurrido en un frenesí que le ha impedido conocer mundo, y disponer de tiempo para leer o andar por el monte. Con tanta actividad, Ezenarro teme más al agotamiento físico que a cualquier otra cosa. Come con ganas, y se ha prohibido a sí misma dejar pasar una comida. "Además del rechazo a la violencia y de la vocación de hacer política social en todos los ámbitos, lo que nos diferencia de la 'izquierda abertzale oficial' es que aceptamos la pluralidad de este país", enfatiza.
Ezenarro dice que es perfeccionista, que no le gusta quedarse a mitad de camino y que se siente libre. "Bueno, todo lo libre que una puede sentirse en esta vida".
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