El Festival de Jerez sortea la crisis y alcanza una asistencia del 93%
Un homenaje a Mario Maya clausuró la XIII edición
El Festival de Jerez clausuró el pasado sábado su decimotercera edición tras dieciséis días de funciones, cursos, talleres, jornadas técnicas y otras actividades que elevan a más de un centenar sus citas en esas fechas y aportando un balance más que positivo -34.120 participantes en sus distintas actividades y un índice medio de ocupación en sus espectáculos del 93%, entre otros datos-. Isamay Benavente, que ha debutado como directora del evento tras años dedicados a sus aspectos de producción, afirma al respecto que: "Aunque tiene la sensación de que la crisis se nota, la organización del festival no la ha trasladado al proyecto. Hemos dedicado los mismos esfuerzos y hemos contado con los mismos apoyos, tanto institucionales como privados". Más allá de los datos, Benavente llama la atención sobre los aspectos artísticos de la recién concluida cita.
Mil cursillistas
El ciclo jerezano, que está dedicado al baile flamenco y a la danza española, ha atraído a más de un millar de cursillistas procedentes de cuarenta países que han copado toda la oferta de sus cursos y talleres impartidos por maestros de esas disciplinas. Pero, por encima de la participación foránea, todas las instancias consultadas, tanto oficiales como de la prensa especializada, han coincidido en destacar una mayor implicación de la ciudad con el evento del que es anfitriona. Se subraya, en este sentido, el nacimiento de actividades paralelas, el denominado festival off, debidas a la iniciativa privada.
Este dato supone para Benavente un salto cualitativo, lo que le da seguridad para afirmar que el ciclo puede seguir creciendo en próximas ediciones. "Siempre será poco a poco, sin perder su identidad. Nunca este festival puede ser un gigante que no se pueda disfrutar como se hace ahora, pero todavía quedan puertas por abrir", explica. Para ello, está convencida de contar con los mismos apoyos que hasta ahora, y también con otros nuevos que piensa atraer gracias a la imagen de solidez y prestigio con que cuenta el evento".
La clausura de está edición estuvo protagonizada por el espectáculo Homenaje a Mario Maya, que contó con la coordinación artística de la propia hija del creador desaparecido, Belén, la dirección escénica de Miguel Serrano y la participación de un elenco de artistas de primera línea. La obra supuso un ejercicio de memoria tan artística como emotiva al ofrecer un recorrido por la trayectoria creativa del bailaor reuniendo algunas de las coreografías más emblemáticas que llevó a escena. Dos de ellas procedían de Réquiem para el fin del milenio, primer espectáculo de la entonces llamada Compañía Andaluza de Danza, de la que fue director; una de Flamenco libre, dos de Diálogo del Amargo, y una más de Camelamos naquerar de 1976, con su cuadro sobre cantes de trilla y martinete. La función se cerró con otra coreografía de unos de sus últimos proyectos, Un, dos, tres...fa, estrenado en su día dentro del Festival de Jerez.
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