Heridas que el tiempo deja abiertas
La desaparición de Ángeles Zurera sigue sin respuestas después de más de un año
El dos de marzo de 2008, Ángeles Zurera, de 42 años, desapareció. En su casa de Aguilar de la Frontera (Córdoba) dejó toda su ropa, su documentación, su dinero. Hasta sus gafas, sin las cuales no se maneja nada más que regular. Se han cumplido doce meses desde la última vez que se le vio y el caso no se ha resuelto. La familia Zurera no ceja en su empeño por encontrarla. A pesar de que los 2.500 folios de sumario no han servido hasta ahora para aclarar qué pasó, leen detenidamente los tres tomos del caso, esperando hallar pistas que lleven al esclarecimiento final. Una situación que ha convivido a la sombra de las desapariciones de la niña onubense Mari Luz Cortés y, más recientemente, de la de la joven sevillana Marta del Castillo.
Los Zurera han visto su drama opacado por los de Mari Luz y Marta del Castillo
La Guardia Civil prosigue la investigación "en íntima colaboración con los organismos de Justicia", afirman sus portavoces. La familia Zurera dice estar satisfecha por los esfuerzos policiales, aunque no puedan ocultar una tristeza que se hunde en el calendario. "Tengo la certeza de que mi hermana está muerta. La tengo casi desde el primer día", reconoce Antonio Zurera, "pero tenemos que saber qué fue lo que ocurrió".
"La vida es una mierda. Nunca pensé en tantísimo dolor como iba a pasar. Quisiera volver para atrás, pero con mis hijos. Por qué la vida la ha tomado conmigo. Yo no le entiendo. Según das, así recibes. No. Pues yo no quiero creer que merezca tantísimo dolor". Hace tres meses, la familia Zurera encontró un viejo cuaderno con estas frases escritas entre recetas de cocina.
La familia cree que Zurera volcó aquella pena en algún momento de los últimos dos años, mientras la mujer soportaba el final de un tormentoso matrimonio de dos décadas -del que nacieron dos hijos que ahora tienen 19 y 20 años- y que terminó en separación y trámites de divorcio. La sentencia del mismo llegó estando ella ya desaparecida.
"Ángeles había logrado empezar a rehacer su vida. Desapareció cuando volvía a ser feliz", dice su hermano Antonio. Por eso, a pesar de la desesperación que Ángeles mostraba en las últimas líneas que escribió en aquel párrafo del cuaderno: "Quisiera morirme ya, y no sentir más, y poner fin a todo", a ningún miembro de su familia se le ha pasado por la cabeza que el caso tenga nada que ver con un suicidio. "Es imposible. Ni siquiera la Guardia Civil lo contempla. Por primera vez en mucho tiempo, Ángeles comenzaba a estar bien. Iba a un taller municipal de trabajo, se llevaba bien con sus hijos. Incluso su psicólogo, al que había acudido por el divorcio, nos dijo que estaba a punto de darle el alta", continúa Antonio. El 1 de marzo de 2008, Ángeles había estado comprando ropa en Córdoba y según su madre, Antonia Cañadillas, se mostró contenta y feliz. "A Angelines se la llevaron. Se fue con alguien que ella conocía. Seguramente creyó que salía un momento", aventura, "por eso se fue sin nada", zanja su hermana Manuela.
Con la separación, Ángela estaba recuperando las riendas de su día a día. Pero el proceso no estaba siendo nada fácil. Su ex marido, Manuel Reina, seguía presente en su vida. Y todo saltó por los aires cuando Reina pegó a su ex mujer el 19 de febrero, 12 días antes de la fecha desde la que se le da por desparecida. Por este hecho, Reina acaba de ser condenado a seis meses de prisión por este episodio. "Se declara probado por conformidad de las partes que [...] Manuel Reina Algaba, en el interior de una nave [...] golpeó con el puño en la cara de la señora Zurera que, por el impacto, cayó al suelo", reza la sentencia. En la misma, se detalla que la mujer sufrió, entre otras lesiones, traumatismo nasal con hematoma, que requirió asistencia médica.
La Justicia no ha encontrado vínculo entre este episodio de violencia machista y la desaparición final de Zurera. "A los que sospechen que yo puedo estar implicado en la desaparición de mi ex mujer, les digo que la Justicia está para algo", afirmaba ayer Reina.
"A partir de la paliza, Ángeles sufrió días de acoso", recuerda su hermano Antonio Zurera, "insistía en volver con ella. Hasta le insistía a mi madre para que le dijese a Angelines que volviese con él". Con los hijos la relación del padre también ha empeorado. Sobre todo con el pequeño, Daniel. Tanto, que pocos días antes de cumplirse un año de la desaparición, Reina y su hijo menor se enzarzaron en una pelea por las calles de Aguilar. Un pueblo que sigue vistiendo carteles que reclaman a Ángeles Zurera.
Las fechas clave
- 2 de marzo de 2008. Zurera desaparece. En su casa deja dinero, documentación, ropa y sus gafas.
- 3 de marzo de 2008. Se inician las batidas. Los vecinos registran más de 300 pozos. Los voluntarios rastrean los campos.
- 23 de abril de 2008. Se crea una plataforma de ayuda. Se imprimen más de 40.000 carteles y folletos que se reparten por toda España.
- 5 de marzo de 2009. El juez condena a seis meses de prisión a Reina por maltrato contra su ex mujer.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.