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La chispa que iluminó la degradación

Un pésimo urbanismo e incurias municipales agravaron el incendio de Teis

El fuego que destruyó un galpón y ocasionó daños importantes en tres viviendas colindantes, el pasado martes, en el barrio vigués de Teis, fue detectado a poco de iniciarse. Los bomberos fueron avisados con prontitud y podrían haberlo extinguido también con rapidez, antes de que alcanzara las dimensiones peligrosas a las que llegó, si no se hubieran interpuesto tres circunstancias determinantes: dificultad de acceso para sus vehículos por callejones en los que apenas cabían; bocas de riego inexistentes, tras ser tapadas en un asfaltado en 2006; y, finalmente, cuando pudieron enchufar las mangueras a otras bocas alternativas, falta de presión suficiente en el caudal. El incendio se extinguió a base de transportar el agua necesaria, por esos callejones, en camiones cisterna.

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El galpón siniestrado, en dos módulos que suman unos 400 metros cuadrados, pertenece a una parcela dedicada a cultivo agrícola (frutales y productos de huerta) pese a que todo ello componía un suelo de uso industrial, que el nuevo plan general ha reordenado como residencial. Esta superposición de calificaciones y usos del suelo forma parte del laberinto que configura todo el ámbito de Guixar y, por extensión, la generalidad del barrio de Teis, cuyo tejido urbano "no cumple con los estándares actuales de habitabilidad, calidad de vida y espacio de relación urbana" y donde coexisten "tipologías y usos en la trama urbana sin orden aparente".

Esta constatación, que suaviza lo que de un modo más directo puede calificarse como un caos urbanístico, pertenece a uno de los informes que avalan la petición de ayudas europeas para regenerar el barrio. El año pasado el Ayuntamiento concurrió a la convocatoria del programa europeo Urban con un proyecto de regeneración presupuestado en 13 millones de euros que fue desestimado. El pasado lunes, el gobierno local aprobó otro proyecto con el mismo fin presupuestado en cinco millones, de los que cuatro serían aportados por la UE.

Al día siguiente, coincidiendo precisamente con el alarmante incendio del galpón, visitó la ciudad un delegado de la Comisión Europea para comprobar in situ los méritos de Teis para acceder a las ayudas que demanda el Ayuntamiento. Sin embargo, el cicerone de este delegado europeo, el concejal de Participación Ciudadana, Santos Héctor, le hurtó la visita al lugar del incendio, probablemente por un extraño pudor y pese a no existir más claro exponente de la degradación urbana y de las incurias municipales que se quieren corregir con las ayudas que se piden.

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La tónica urbanística del barrio incluye antiguos inmuebles fabriles, ahora abandonados y en ruinas, tapiados o no, y viviendas de una o dos plantas, muchas de las cuales también resisten abandonadas y en estado ruinoso. Las del entorno de la parcela con los galpones, antes industrial, añaden corredores tortuosos que acaban en puertas bloqueadas o ante huertos de todos los tamaños que no necesariamente han de pertenecer a las casas colindantes... Antes que una ordenación racional del suelo, el conjunto responde a la necesidad de sus usuarios de hacerlo habitable con improvisaciones y chapuzas. Nadie se ha parado ahí a vigilar una disciplina urbanística elemental.

Tampoco se han dado explicaciones ni requerido responsabilidades por las bocas de riego tapadas o la falta de presión en el caudal utilizable por los bomberos. La licencia de los galpones se ha convertido en clave del siniestro, asociado por ese motivo con el de O Gorxal, una nave que ardió hace seis meses con seis empresas clandestinas. Entonces se comprometió un rastreo exhaustivo de situaciones análogas. Tampoco hay datos de sus resultados.

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