Los dibujos emotivos de Aníbal
El artista resume 20 años de su trayectoria en el Centro Cultural Gran Capitán de Granada
Cada vez resulta más complicado encontrar obras de las que se desprenda una historia que sea capaz de emocionar. Los 71 dibujos de Cayetano Aníbal (Sevilla, 1927) expuestos en el Centro Cultural Gran Capitán muestran la coherencia y la capacidad para esconder historias debajo de los trazos de su autor, uno de los artistas granadinos que ha destacado en la segunda mitad del siglo XX.
La exposición, titulada La memoria imaginada, ha sido seleccionada por el autor y por el también artista Juan Vida, quien ha editado y prologado el catálogo. Los dibujos abarcan los últimos 20 años de creación del pintor, escultor y grabador, que ha mantenido a lo largo de toda su trayectoria una estrecha relación con la literatura, un ingrediente que imprime un carácter narrativo y poético a sus dibujos. "Hay literatura, de eso no cabe duda, pero se trata de pintura. Siempre pretendo que mis cuadros cuenten algo, que no se queden en la imagen sin más", explica Aníbal.
"Los contenidos son bellos cuando son capaces de crear un estado emocional. No tengo cánones de belleza", comenta ante sus últimos dibujos, Amarillo y Burbujas, en los que aprovecha el simbolismo del color como complemento a dos retratos masculinos.
Si el objeto de la obra de Cayetano Aníbal es producir sensaciones, su éxito es indiscutible. En obras como El bosque se esconde un enigma que sobrepasa el papel para provocar la inquietud y la incertidumbre. Una mujer se adentra desnuda en la espesura de los árboles mientras alguien la observa. "Estoy convencido de que las obras tienen que contar historias. Es cierto que ahora existen corrientes que experimentan pero, por lo general, son frívolas experimentaciones para tratar de alcanzar la cresta de la ola del mercado y sus autores se acaban convirtiendo en diseñadores de cuadros. Mi pintura es claramente figurativa y creo que no es mal momento para reivindicar el género", opina Aníbal, que atravesó una época de abstracción en los años sesenta.
Una de las mayores sorpresas de la exposición son los títulos. "Trato de que abran una perspectiva al dibujo. A veces, con el paso de los años, los cambio porque creo que existe un camino mejor hacia el contenido. Lo que he intentado es lograr un acoplamiento entre lo que tenía que decir y la forma en qué decirlo", concluye.
En el Centro Cultural Gran Capitán. Granada. Hasta el 22 de marzo. Gratuita.
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