Ziarreta pierde su escaño y cae fulminado tras el gran desastre de EA
Pone su cargo a disposición del partido tras perder cinco de sus siete escaños
Eusko Alkartasuna (EA) se hunde en la crisis. Es un proyecto político en recesión que corre el peligro de entrar en vías de descomposición tras pasar de tener siete parlamentarios a solo dos. Ni el más pesimista hubiera imaginado este gran desastre. Su hundimiento es de tal magnitud que su presidente y candidato a lehendakari, Unai Ziarreta, ni siquiera logra revalidar su acta de parlamentario, lo que le obligó a poner su cargo a disposición del partido. EA fue el gran derrotado anoche.
Su representación electoral se reduce al 3,68% de los votos válidos y paga muy cara la ruptura de la coalición con el PNV y su deriva soberanista. Los casi 38.000 votos conseguidos suponen perder 70.000 respecto a las elecciones de 1998, cuando también concurrieron en solitario: "Es un mal resultado. Ha sido un fracaso electoral", reconoció anoche un apenado y nervioso Ziarreta. Comunicó que ponía su cargo de presidente en manos del partido y que "en breve" se celebrará un congreso extraordinario para "elegir una nueva dirección".
"Un congreso elegirá en breve a la nueva dirección del partido"
Hizo estas declaraciones cuando el escrutinio al 99% le adjudicaba un escaño. Poco después logró arrebatar in extremis otro en Álava a los socialistas por apenas ocho votos que puede acabar perdiendo en el recuento del voto extranjero. Estos resultados empeoran los obtenidos el año pasado en las legislativas, cuando sumaron 50.371 (perdieron su escaño en el Congreso). Se mire por donde se mire, EA sella el mayor fracaso de su historia. Tras escindirse del PNV, esta formación se estrenó en la Cámara autonómica en 1986 con 181.175 papeletas (fue la primera fuerza en Guipúzcoa) y 13 parlamentarios. La última vez que concurrió en solitario, en 1998, sumó 108.635 votos y seis escaños.
La sangría ha ido en aumento hasta el estrepitoso hundimiento de ayer. Los resultados invitan a imaginar un trasvase importante de votos al PNV y a Aralar, principalmente en Guipúzcoa, precisamente donde anida el sector crítico de EA. El Alkartetxe de Vitoria, cuartel general para vivir la noche electoral, era un desfile de caras largas, miradas al suelo, comentarios derrotistas... Se mascaba la tragedia. Los sondeos que apuntaban una notable caída se confirmaron poco tiempo después conforme avanzaba el recuento.
Una fuga masiva de votantes deja a esta formación en el esqueleto y abre numerosas interrogantes sobre los movimientos internos que podrían producirse. La decisión de abandonar el paraguas electoral del PNV y concurrir en solitario, muy contestada en sectores con mucho peso en el partido, y la polémica elección de los candidatos, sobre todo en Guipúzcoa, pueden agrandar la herida.
Ante este monumental batacazo, voces críticas del partido sugerían anoche la necesidad de que Ziarreta solucione el "tremendo desaguisado" que ha creado en el seno de la formación. Dimisión era la palabra más escuchada.
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