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Reportaje:

El último 'gentleman' del volante

Homenaje a Francisco Godia, fallecido en 1990 y mejor piloto español de F-1 hasta que surgió Alonso, con ocasión de la apertura de la nueva sede de su fundación

El último homenaje que recibió, la semana pasada con ocasión de la inauguración de la nueva sede de su fundación en Barcelona, devolvió a la actualidad a Francisco Godia, el mejor piloto de fórmula 1 español hasta la aparición de Fernando Alonso. Quizás no era el más conocido porque una ojeada al pasado lleva de inmediato al recuerdo del segundo puesto de Alfonso Cabeza de Vaca, marqués de Portago, con Ferrari en un Gran Premio de Inglaterra. Sin embargo, Godia fue el último gentleman driver y el único español que consiguió dos cuartos puestos y concluyó séptimo el Campeonato del Mundo de 1956.

Su aureola nobiliaria permitió a De Portago dejar una alargada estela a pesar de que sólo había disputado cinco carreras. No es cuestionable su podio en Inglaterra, pero se produjo después de que cediera su Ferrari al británico Peter Collins, cuyo coche se había averiado, cuando iba quinto. Fue Collins quien lo llevó hasta el segundo puesto.

Como De Portago, Godia procedía de una familia acomodada. Su abuelo fue militar. Y su padre tenía un negocio de importación en Barcelona, poseía ya un coche y era muy religioso, por todo lo cual fue perseguido por la CNT y la FAI. Godia fue el alférez provisional más joven de España, con 16 años, cuando se alistó en el ejército del general Franco.

Al final de la Guerra Civil, sus negocios progresaron de forma espectacular bajo los buenos auspicios del regimen dominante. Eso le permitió mantener vivas sus dos grandes aficiones: las carreras de coches y la colección de arte que había heredado de su padre. Godia disputó la primera carrera a los 25 años en Montjuïc, en 1946, y dejó la competición con un segundo puesto en Las Seis Horas del Jarama, en 1969, a los 48. Se mantuvo en activo 23 temporadas. Y disputó 25 grandes premios de F-1, aunque sólo 15 puntuables para el Mundial, entre 1951 y 1958.

Corrió siempre con Maserati, unos años como piloto oficial y otros como privado. Fue amigo de Fangio y corrió con él en pruebas de resistencia. Su mejor temporada fue la de 1956, cuando acabó en cuarta posición en dos circuitos tan míticos como los de Nurburgring y Monza. Fueron dos carreras durísimas en las que Stirling Moss, Juan Manuel Fangio y Collins se estaban jugando el título. En Nurburgring acabaron seis coches y sólo cinco se clasificaron. Ganó Fangio y Godia fue cuarto. Y en Monza se produjo una situación inverosímil. El Maserati de Moss se quedó sin gasolina y Piotti se dio cuenta, colocó el suyo detrás y le fue empujando hasta el garaje. Moss ganó la carrera, porque los Ferrari de Musso, Fangio y Von Trips acabaron con la dirección rota. Estas circunstancias permitieron a Godia ser cuarto.

Corrió en rallies, en subidas en cuesta, en pruebas de resistencia y en turismos. Condujo los coches más dispares: Renault Dauphine, Jaguar, Aston Martin, Alfa Romeo, Pegaso, Seat, Ford GT40 y Maserati 250F. Pero uno de los récords que marcó su carrera fue el que estableció entre Barcelona y Madrid con un Porsche 904 GTS en 1964. Salió de Barcelona a las tres de la madrugada y llegó a Madrid tras 4 horas, 54 minutos y 58 segundos, sin autopistas y pasando por el centro de Zaragoza. "Nunca le vi correr", confiesa su hija Liliana, que preside su fundación. "Cuando nací, él tenía ya 50 años. Pero me quedo con todo lo que me dio como padre".

Godia falleció en 1990 a los 69 años. A su funeral no acudió Fangio, pero poco antes de morir recibió una carta del quíntuple campeón mundial. "Te deseo lo mejor", le decía.

Paco Godia, tras una carrera en Montjuïc.
Paco Godia, tras una carrera en Montjuïc.

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