El Sevilla gana el primer asalto
Caparrós y el Athletic renuncian al duelo de la Liga pensando en el de la Copa
La Copa del Rey, un torneo que se iba depreciando en España, tiene en San Mamés su hornacina más singular. Vacía durante muchos años, pero intacta. Tanto que ayer incluso decidió aparcar la Liga, convertida de pronto en una competición molesta, para preparar el sueño del miércoles. Joaquín Caparrós no se cortó un pelo: los titulares, al banquillo o a casa, y los suplentes y los olvidados, a jugar, incluidos dos chicos de los equipos B y C rojiblancos. Caretas fuera. Todo por el miércoles, cuando el Sevilla y el Athletic vuelvan a cruzarse en el partido de vuelta de la semifinal de la Copa. Caparrós tenía una sola cosa en la cabeza. Manuel Jiménez tenía dos. De ninguna manera podía entregar el partido de Liga cuando defiende un puesto en la Champions. Así que cada cual defendió sus ambiciones proponiendo un partido absolutamente desigual
ATHLETIC 1 - SEVILLA 2
Athletic: Armando; Ustaritz, Etxeita, Amorebieta, Balenziaga; Susaeta, Gurpegi, Muñoz (Iturraspe, m. 55), Gabilondo; Ion Vélez (Íñigo Vélez, m. 62) y Toquero. No utilizados: Iraizoz; Garmendia, Iraola, Adrien y Medina.
Sevilla: Palop; Mosquera, Dragutinovic, Squillaci, Navarro; Duscher, Fazio (Renato, m. 53); Perotti, Romaric, Capel; y Kanoute (Acosta, m. 65). No utilizados: Varas; Navas, Maresca, Konko y José Carlos.
Goles: 1-0. M. 25. Gabilondo remata con la izquierda tras una sucesión de rechaces. 1-1. M. 39. Kanouté, tras un pase de Mosquera. 1-2. M. 57. Kanouté, desde la frontal.
Arbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Muñoz, Ustaritz, Amorebieta y Mosquera.
Unos 35.000 espectadores en San Mamés.
El técnico rojiblanco no se cortó un pelo: los titulares, al banquillo o a casa
Más que un enfrentamiento táctico, era un debate psicológico táctico en el que Caparrós le traslada a Jiménez la responsabilidad moral de ganar. Con casi todo sobre el campo, el Sevilla asumió el mensaje sin pestañear y sin demasiada dificultad sometió al Athletic a un asedio que, de salida, pareció abusivo. La movilidad de Capel y Perotti, dos revoltosos en acción, y la sabiduría de Kanouté parecen suficientes argumentos para que el Sevilla impusiera su jerarquía y se hiciese con el partido a las primeras de cambios.
Y, ¡zás!, marcó el Athletic tras una sucesión de rechaces hasta que Gabilondo se anticipó a su compañero Gurpegui y batió a Palop. Ninguna explicación, ningún argumento, pero el Athletic, presuntamente entregado, daba un sopapo espectacular a su rival, sentando al Sevilla en el más confuso de sus divanes.
El mundo al revés: el de casa jugaba como el de fuera y viceversa, y ganaba el de fuera, que, en realidad, era el de casa. Hasta que llegó Kanouté y tomó el mando. Un centro de Romaric lo mató el delantero malí con una elegancia supina antes de batir a Armando. Y, por si la defensa no lo había visto bien, lo repitió al iniciarse la segunda mitad con otro gesto idéntico entre dos centrales para volver a batir a Armando.
Buscaba San Mamés a Llorente, pero el delantero rojiblanco estaba en la grada, reservado y preservado por Caparrós, que no quería riesgo alguno. Dos formas de responder al compromiso; dos esperanzas distintas. Jiménez apostó por Kanouté y el delantero le dio el partido, los tres puntos que le afianzan en el tercer puesto de la Liga. Caparrós se lo guardó para el miércoles y perdió el partido. 1-0 para el Sevilla en el doble duelo de San Mamés.
El debate psicológico le duró al Athletic apenas media hora. Luego, abandonó la consulta. Capel le había roto las costillas con sus galopadas y gambeteos, Romaric le había quitado el balón, Perotti le había sorprendido con su juego zascandil y Kanouté había enseñado los galones en cuanto fue necesario.
En cuanto el Sevilla enfiló el partido, Jiménez comenzó a refrescar el equipo. Se diría que el técnico sevillista sólo pensó en la Copa cuando Kanouté hizo el segundo gol; Caparrós, antes de que empezara. El debate está abierto. Según el resultado del miércoles, las decisiones de ayer recibirán una u otra sentencia.
El Athletic fue una pequeña caricatura de sí mismo: mucha coraza física, poco fútbol, casi ningún remate y algunos caracoleos de Susaeta que llevarse al recuerdo. Nunca San Mamés se le hizo tan grande al Athletic y tan pequeño al rival. Nunca la portería se le hizo tan pequeña a Toquero en el último minuto. En ese posible gol comenzaba el partido del miércoles.
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