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Columna
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Un dilema en Elche

Las denuncias del PP de que el Ayuntamiento de Elche ha pagado alrededor de 10.000 euros a un periódico de distribución gratuita por publicar anuncios y publirreportajes partidistas a beneficio del PSPV en plena campaña electoral no son una anécdota que se pueda despachar con las muletillas al uso. Elche es la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana y su alcalde, Alejandro Soler, es el vicesecretario general de los socialistas valencianos. Las acusaciones de los populares están basadas en documentos. Es un hecho que el Ayuntamiento pagó de las arcas públicas propaganda partidista. Justificar semejante arbitrariedad atribuyéndola a un "error administrativo" es una tomadura de pelo a los ciudadanos que no merecen que se les trate como indigentes intelectuales.

Los socialistas vienen gobernando ininterrumpidamente en Elche desde 1979 con diferentes alcaldes. Los sucesivos relevos de candidatos han sido siempre tumultuosos y con una tensión impropia de quienes dicen ser compañeros de partido. La sustitución de Diego Maciá por Soler fue cualquier cosa menos acordada. El resultado, una candidatura donde mal se soportan los sectores enfrentados en el seno del socialismo ilicitano. Tan mal que, no hace tanto, la dirección del PSPV tuvo que intervenir para frenar una moción de censura en la que una edil socialista estuvo a punto de apoyar a la candidata del PP a la alcaldía. El precio a pagar por salvar la alcaldía fue el compromiso de colocar a la concejal díscola en la candidatura a las elecciones europeas. Por si no se había enterado, Jorge Alarte, secretario general del PSPV, recibió de golpe toda una tesis de cómo se las gastaban sus compañeros de Elche y, de paso, de la habilidad política con que gestionaba su "número dos" la alcaldía.

Ahora el PSPV vuelve a tener un serio problema en Elche. Si, como parece, el alcalde se enroca en su convicción de que todo es un "error administrativo" dejará a su líder en una clara inferioridad para hacer oposición a Francisco Camps y atacar todos los escándalos que salpican al PP. De hecho, lo dejará prácticamente inhabilitado para actuar. No es menor el dilema de Alejandro Soler y de quienes le apoyan. Tienen que elegir entre su interés personal, confiando en que todo escampará, dejando a los pies de los caballos a Jorge Alarte o tener un acto de generosidad que no se adivina en el horizonte. Una difícil papeleta.

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