Lo que dijeron

Se dice que la clase política juega con la ventaja de que los electores tienen memoria de calamar, un bicho del que aseguran que es capaz de volver a picar en un cebo del que zafó cinco segundos antes. No sé hasta qué punto es cierto (lo del calamar y la creencia de la clase política), pero algo debe haber porque siempre se están recordando los unos a los otros que consulten las hemerotecas. A falta de tan farragoso trámite, este periódico ha ido esculcando las frases más célebres de la anterior campaña. La histórica, según califican los nostálgicos, y que desde luego lo fue por la participación de alguien histórico por esencia como Manuel Fraga.

Aquella campaña de 2005 había comenzado fuerte, gracias a la contribución del entonces candidato a la reelección: "No podemos permitirnos extrañas aventuras que nos pueden llevar a lo que pasa en el País Vasco. Se empieza por el nacionalismo y se acaba por el Exército Guerrilheiro". Y no bajó el pistón el segundo día: "Hay que ir a votar, y si es día de playa, se tendrá que joder la playa". El cuarto día, Fraga resumió los avances de su gobierno: "Galicia daba asco. En 15 años hemos pasado de un empleo agrario que no era ni empleo y del minifundio a granjas que funcionan con maquinaria moderna". Fraga, además de la mecanización del campo, se atribuía también la creación de universidades, a pesar de que la conversión de una en tres se realizó bajo el mandato del socialista González Laxe. El actual número dos del PP coruñés, Pedro Arias, salido del ostracismo en un cuña marinera (por las metáforas náuticas que usa) que se emite estos días, repite también el bulo, a pesar de su condición de profesor universitario.

Lo constante, en las arengas de Fraga, eran las llamadas a la participación. Quién lo diría ahora

Pero lo constante en las arengas de Fraga eran las llamadas a la participación (quién lo diría ahora): "Ellos están más movilizados que nunca y van a utilizar todos los medios, entre ellos los menos decentes". Quién lo diría ahora, cuando surgen estrategias como la invención del accidente de tráfico de Quintana que ayer difundió un teletipo de Europa Press. Al mediodía, en los informativos gallegos de la COPE se hacían eco de las declaraciones del director de la agencia de que alguien ajeno la había introducido subrepticiamente en el servicio. Después, en el informativo local de A Coruña, seguían dándola por buena.

Hablando de métodos, la foto. La foto de Anxo Quintana en el yate del constructor Jacinto Rey. La imagen empezó su andadura siendo repartida en un mítin de Sanxenxo, pasó por Libertad Digital y acabó en la portada de ABC. Mariano Rajoy que fue miembro de un gobierno cuyo presidente, José María Aznar, puso al frente de empresas privatizadas a amigos del colegio, pidió explicaciones. Quintana las dio -"me reúno con quien me lo pide"- y calificó la campaña como "la más sucia" que recuerda. Hay quien sospecha que no se va a quedar en eso.

Los bipartitos no estaban en 2005 a la defensiva. "Los recursos europeos se han despilfarrado para pagar la red clientelar y de favores a ayuntamientos. Tenemos que conseguir, a lo largo de la legislatura, que los jóvenes dejen de irse, Galicia tiene un problema de envejecimiento gravísimo", decía Touriño y daba argumentos de plena actualidad: "Le pido al PP que nos ahorre sus batallas". Ahora le han hecho caso, y lo de Madrid no entra en campaña. También planteaban medidas regeneradoras: "Los medios deben funcionar siempre como control del poder. Ésa es la esencia de la democracia, y no dejaré que se pervierta", aseguraba Quintana, que ayer se quejaba en este periódico de que hay quien que se jacta de gobernar desde las redacciones. "Considero imprescindible que la relación de la Administración autonómica con los medios debe ser absolutamente transparente, debidamente reglada y ajustada a criterios objetivos", decía Touriño. En homenaje a los electores que tienen memoria, el PSOE ha retirado del programa electoral regular las subvenciones a la prensa.