Indra, un grupo anticrisis
Tiene gran empuje exterior y un modelo que resiste fases de bajo crecimiento
Los altos ejecutivos de Indra han tenido que viajar las últimas semanas más de lo normal. Los cuatro grandes contratos firmados por el líder del sector español de las TIC este año han sido logrados en el extranjero, en países como Marruecos (plataforma tecnológica ferroviaria), El Salvador (modernización del Registro de la Propiedad Inmobiliaria), Brasil (peajes en autopistas) o India (ticketing para el metro). No extraña que Indra se muestre optimista ante el 2009. La empresa, presidida por Javier Monzón, envió recientemente un hecho relevante a la CNMV en el que asegura que este año aumentará sus ingresos entre un 5% y un 7%. Sólo un poco menos que lo logrado en 2008, en el que habrá crecido un 9,8% hasta los 2.380 millones. Aunque el grupo aún no ha publicado resultados, su accionista Unión Fenosa reveló este viernes en sus cuentas anuales que Indra cerró 2008 con un beneficio de 180,9 millones, un 22% más que en 2007.
El grupo cerró 2008 con 180,9 millones de beneficio, según revela Unión Fenosa
Como era de esperar, la mayor parte de ese incremento de negocio vendrá de mercados exteriores, en los que Indra se ha fajado estos años con determinación. Su apuesta estratégica -contenida en un plan 2005-2008- ha elevado su cuota en el mercado exterior del 28% al 33% de su cifra total de negocio. Indra, que en el 2005 estaba en 50 países, está hoy en 94. Con las inversiones en caída libre en España, es en el exterior donde se están generando las oportunidades que han culminado en los citados cuatro contratos de este año y en otros aún en fase de negociación. La tendencia es tan clara que hasta el tercer trimestre la empresa elevó su facturación en mercados exteriores en un 19%, mientras que en España crecía solo el 8%. En 2009 la divergencia será más acentuada.
Además, porque empiezan a registrarse resultados interesantes en mercados nuevos para Indra como Europa del Este, Norte de África, Oriente Medio o India. De todos modos, la apuesta internacional no explica por sí sola la resistencia de Indra a los malos tiempos. Lo decisivo es que no es una empresa de productos de consumo, cuyas ventas se vean afectadas por el estado del mercado, sino que ofrece una línea de servicios que siguen teniendo demanda -a veces incluso más- en etapas de crisis.
La empresa prevé que la tecnología siga siendo muy utilizada en los próximos años, pese a la crisis. Empresas y Estados bajarán su gasto en hardware (ordenadores, servidores, periféricos), pero acentuarán la inversión en aplicaciones que mejoren su eficiencia y les permitan posicionarse en relación con la recuperación, justo los servicios que vende Indra. Los vínculos que ha establecido durante años con sus clientes le proporcionan cierta estabilidad.
Energía, infraestructuras de transporte y tráfico, telecomunicaciones, seguridad (en fuerte alza), sanidad y administraciones públicas seguirán siendo grandes clientes de Indra en 2009. De hecho, gran parte de los contratos que ha logrado últimamente se los han adjudicado clientes institucionales (gobiernos, ayuntamientos, empresas públicas).
Es el caso sobre todo de los países emergentes, donde se mantienen fuertes inversiones en la modernización de los aparatos estatales, en temas judiciales, fiscales o de sanidad. Varios países latinoamericanos están implementando reformas fiscales. Uno de los contratos de 2009, en El Salvador, es justamente para la modernización del catastro. Indra irá acompañada de una empresa de cartografía digital.
Otro campo donde Indra espera seguir cerrando contratos es en el de la sanidad. Tanto en España como en Europa, donde se trata de implantar sistemas que mejoren la eficiencia del sistema. Y en el Tercer Mundo, donde hay mucho por hacer. Ahí Indra está vendiendo el know how adquirido en España en decenas de contratos con el Ministerio de Sanidad y las autonomías. La empresa firmará próximamente contratos de este tipo en Brasil y Túnez. También se prevén oportunidades en energía, no tanto en distribución y generación, sino en eficiencia energética, algo que preocupa cada vez más a operadoras y Estados.
A Indra también le beneficia -ante la crisis- el que el desarrollo de los contratos, desde la oferta hasta su firma, tarde meses y años en culminarse. Algunos de los contratos que se han firmado en los últimos dos o tres meses se venían negociando desde 2006. Los ingresos de estas operaciones se distribuirán en muchos casos a lo largo de los próximos dos o tres años. Esto añade resistencia en los ciclos bajos de la economía. Según las cifras avanzadas por Indra, la contratación habrá crecido en 2008 unos dos puntos por encima de la facturación, lo que ocurrirá también en 2009. La cartera de pedidos cerrada en septiembre y a ejecutar este año, 941 millones de euros, será un 16% superior a la de igual fecha de 2007.
Por el contrario, esa dilación en el tiempo hace que Indra no espere grandes beneficios inmediatos de los proyectos de impulso de la economía de EE UU -en especial en infraestructuras- que van a ser puestos en marcha por el presidente Obama. Teniendo en cuenta que en materia de infraestructuras la intervención de Indra tiene lugar en la fase final (por ejemplo, en autopistas, los sistemas de peaje), es muy difícil que cualquier adjudicación procedente de EE UU, donde tiene contratos de simulación aeronáutica, se firme antes de 2010 y empiece a generar ingresos antes de 2012. Aun así, teniendo en cuenta la avalancha de empresas españolas que se están instalando ahí en sectores como energía, autopistas o aeropuertos, EE UU se configura como uno de sus mercados potenciales y como un gran desafío. Un mercado tan principal no supone hoy más que el 3% de los ingresos de Indra.
Telvent, vísperas de un gran salto
Indra no ha ocultado nunca su interés por crecer vía compras. Sus responsables han reiterado su intención de llevar a cabo alguna gran adquisición para ganar tamaño. Al margen de compras menores para mejorar posiciones en algunos mercados. De ahí que se observe con gran interés la puja por Telvent, la filial tecnológica de Abengoa, a cuya adquisición se han presentado varios candidatos. Indra, entre ellos, aparece bien situado para hacerse con la compañía y remitió el viernes una nota a la CNMV dando cuenta de que participa en el proceso. Fuentes de Indra, sin embargo, matizan "que el proceso no está avanzado como para poder decir que se vaya a ultimar nada". A la empresa que preside Monzón le preocupa el precio. La valoración avanzada por Abengoa por su 63,9% (el resto cotiza en el Nasdaq), unos 1.000 millones de dólares, la juzga excesiva. Entre otras razones porque parte de las actividades de transporte y tráfico de Telvent serían redundantes con las suyas. La complementariedad sería absoluta en energía, donde no existe solapamiento. A la postre, y según algunas fuentes, la compra puede cerrarse a un precio de unos 800 millones de dólares.
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