El Madrid se gana el derecho a creer
El equipo de Juande arrolla al Betis con un gran primer tiempo y está a siete puntos del líder
Imponente. Un Madrid huracanado y por fin poético arrolló con saña al Betis, un simple saco de golpes. Fue un ejercicio devastador, con un equipo tan exquisito como enrabietado, bien cosido en defensa e imperial en ataque. Nada que ver con el Madrid calamitoso de Schuster o aquel espeso conjunto que despegó con Juande Ramos. Ahora, no sólo tiene orden, le sobra chispa, no le falta ingenio y ha recuperado el gancho, la pegada. El técnico ha dado las puntadas necesarias y todos aportan: Lass, Marcelo, Huntelaar. Raúl nunca se fue y ha vuelto el mejor Sergio Ramos, el lateral y el extremo. Hoy, incluso sin Guti y Robben, suplentes ayer, este Madrid es capaz de cualquier cosa. Primero le llegaron los resultados, y en los dos últimos partidos ha pasado de lo grueso a lo fino. No hay tacha alguna. Una excelente noticia para el madridismo tras un curso de tormentas institucionales y deportivas. Y en el epicentro de la temporada, con el Barça recortado a siete puntos y el Liverpool a la vista. A la hinchada del Bernabéu no le faltaron alegrías. En el primer tiempo disfrutó de lo que ocurría en La Castellana; en el segundo, de las inesperadas noticias del Camp Nou.
REAL MADRID 6 - BETIS 1
Real Madrid: Casillas; Ramos, Pepe, Cannavaro (Sneijder, m. 45), Heinze; Higuaín (Robben, m. 45), Gago, Lass, Marcelo; Raúl (Guti, m. 45) y Huntelaar. No utilizados: Dudek; Torres, Metzelder y Saviola.
Betis: Ricardo; Nelson, Melli, Arzu (Juanma, m. 80), Vega; Damiá, Aurelio, Juande (Juande, m. 53), Mark González, Emaná (Rivera, m. 60); y Oliveira. No utilizados: Casto; Ilic, Sergio García y Pavone.
Goles: 1-0. M. 6. Higuaín. 2-0. M. 14. Huntelaar. 3-0. M. 23. Huntelaar. 3-1. M. 29. Oliveira, desde fuera del área. 4-1. M. 35. Raúl. 5-1. M. 41. Raúl, de vaselina. 6-1. M. 45. Sergio Ramos, de cabeza.
Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Emaná, Oliveira, Arzu y Heinze.
72.000 espectadores en el Santiago Bernabéu
En Chamartín no hubo otro encuentro que el que quiso el Madrid, que dejó al Betis en tanga desde el primer instante. Entre las muchas virtudes del cuadro local, el ancla de Lass. Un medio centro impecable y nada postizo como defensa derecho. Él solidifica las líneas, es el auxiliar de todos. Lo mismo escolta a los centrales que activa a los delanteros. No pierde el sitio y tiene forro físico para abarcar todas las zonas del campo. Además, suele llegar a tiempo y cuando rescata la pelota no precisa de arabesco alguno para sanear el juego. Justo lo que debe distinguir a un medio centro, justo lo que amplificaba a Makelele. A partir del sostén de Lass, el Madrid ha recuperado el foco por las bandas, donde ha descubierto a Marcelo y resucitado a Sergio Ramos, que ya no se come tantos marrones como antes por la ubicuidad del pivote francés.
Precisamente desde las orillas llegaron los tres primeros tantos del vigente campeón. Cierto que el Betis, estreñido desde el inicio, como si el balón le resultara un artefacto perverso, puso mucho de su empeño. Arzú regaló el primer gol y Ricardo, el segundo, pero anoche el Madrid no tenía freno alguno. Al tirón de Ramos y Marcelo se añadía el dinamismo de sus delanteros, incapaces de ubicar para la defensa andaluza, que nunca dieron con su geografía. Del asalto continuo al área del Betis se benefició Huntelaar, un delantero grúa de tránsito tan racheado como la mayoría de los depredadores del gol. El chico andaba deprimido, Juande le consoló y en dos partidos de Liga, tres goles. A Raúl no hay quien le angustie, así que a los suyo: otras dos dianas y van 311. El primero, a un toque, soberbio. El segundo, de un cucharazo que de tanto patentarlo ya es hora que se acuñe como Raulina.
Descorchado el encuentro, el Madrid sólo bajó los decibelios a la media hora. Oliveira, con remate alejado y picante, superó a Casillas y, con 3-1, poco después el meta madridista invitó al brasileño al segundo gol, el que quizá, sólo quizá a la vista del estado general del Madrid, hubiera enganchado al Betis. El estrepitoso despeje del portero madridista con el pie le llegó a Oliveira, que en el mano a mano con el meta embocó al poste. Ahí se despidió el Betis. Y el equipo de Juande, alertado, tuvo otro arrebato. Suficiente para sonrojar a su adversario antes del descanso, al que se fue con media docena de goles y sin dejar huella alguna. La arquitectura del Madrid es otra, juega con apoyos constantes, se defiende más lejos de Casillas y la pelota camina a un toque en muchas ocasiones.
El segundo periodo se jugó en Barcelona y con el Liverpool en la sala de espera. Misión cumplida. Juande dio oxígeno a Raúl, Higuaín y Cannavaro. Se probó Guti, Sneijder tuvo otra oportunidad y Robben volvió a la pasarela. Pero el encuentro ya estaba en distensión y la liturgia no fue la misma. El Madrid pudo administrar sus esfuerzos. Así de vitalista es ahora este equipo, que incluso durante 45 minutos se pareció al mejor Barça, al que ha deslumbrado tantas jornadas, pero ha visto como en las dos últimas le han regateado cinco puntos tras la tercera mejor secuencia de victorias consecutivas delan nueve, pero este equipo ya no sólo suma y suma. Hoy, también juega. Y bien.
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