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Reportaje:Elecciones 1-M

La provocación como blindaje

D3M busca poner un cortafuegos frente al voto útil 'abertzale' a Ibarretxe con el boicoteo de actos y los enfrentamientos con la Ertzaintza

Existe una estrategia que no le ha fallado a la izquierda abertzale hasta ahora y es la de exhibir la "represión" como una marca de fuego entre su mundo. Esta vez no parece que vaya a renunciar a ella, y le interesa establecerla sobre todo con respecto del PNV y su candidato a lehendakari, Juan José Ibarretxe, cuya figura podría, en el secreto de la urna, concitar un cierto apoyo de la parte más desencantada de los votantes abertzales y más motivada para cortar el paso a un lehendakari no nacionalista. Es esa parte de la izquierda abertzale que podría apoyarle movida, por ejemplo, por intereses ligados a subvenciones públicas que puede temer perder.

D3M, la candidatura anulada por los tribunales Supremo y Constitucional, pero que la izquierda abertzale llevará a las urnas, lo tiene fácil: la policía encargada de cumplir la suspensión de sus actividades dictada por el juez Garzón es la Ertzaintza, cuyo responsable en última instancia es el lehendakari. A eso apuntó el ex portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi durante un debate el martes pasado, cuando usó la actuación de la policía autonómica el pasado sábado en Bilbao para contestar a la advertencia del peneuvista Joseba Egibar, de que "el Estado gana terreno" a los abertzales. "Sí; lo hizo el sábado en Bilbao. Algunos le ayudan", respondió Otegi, citando la carga de los agentes contra los radicales que convirtieron en un caos el centro de Bilbao tras la prohibición de una marcha en apoyo a D3M.

D3M ha convocado para hoy otro acto en pleno centro de San Sebastián
"No esperamos nada ahora con el voto nulo a D3M", dice un experto del PNV

Otegi ha dicho que le da "más o menos igual"que el próximo lehendakari sea Ibarretxe o López. La diferencia es que el candidato socialista no disputa su mismo espacio electoral, mientras que Ibarretxe sí está en él. La izquierda abertzale no se juega nada electoralmente con el PSE y sí, en cambio, con Ibarretxe.

Los responsables de la campaña del PNV tienen descontada cualquier ganancia proveniente del electorado de la izquierda abertzale. Creen, coincidiendo con representantes de ésta, que resistirá y no habrá trasvase de votos, salvo acontecimientos impredecibles. "Ni esperábamos casi nada cuando se especulaba con que irían a la abstención, ni esperamos ahora con el voto nulo a D3M", señala un experto electoral peneuvista.

La izquierda abertzale usará el cortafuegos de la victimización, pero lo hará con cálculo y medida, sin jugarse el todo por el todo. Así lo apunta la cancelación de dos actos el pasado miércoles tras la suspensión de sus actividades por Garzón: la apertura de una sede en Vitoria y una charla en Salvatierra. Lo contrario podría haber supuesto a sus promotores una condena por colaboración con banda armada o desobediencia y eso son palabras mayores: la cárcel.

Puestas así las cosas, es previsible que los integrantes de las candidaturas de D3M se atengan al mandato de Garzón y se abstengan de organizar como tales actividades de campaña, pese a su declarada intención de estar presentes en ella. La plataforma ha convocado para hoy un acto en el centro de San Sebastián.

En ese cálculo de enfrentamiento limitado entraría la protesta en Azpeitia ante Ibarretxe el primer día de campaña, saldada con la intervención de la Ertzaintza, o la de ayer mismo en Bilbao.

En esa misma línea de separación marcha la acusación a Ibarretxe de estar "ejerciendo de delegado del Gobierno de Madrid, cumpliendo y haciendo cumplir sentencias injustas" y la exigencia de que al menos se recate en su afirmación de que el objetivo último de las ilegalizaciones es "debilitar al PNV". Para la izquierda abertzale es justo lo contrario: el PNV "se aproveha" de la situación con la intención pactar luego "un nuevo fraude estatutario con el PSOE".

En otra escala se sitúan ya los ataques y asaltos a oficinas electorales y batzokis del PNV, cuatro en los primeros días de campaña -otro lo padeció el PSE en Elorrio-, o las intervenciones de la Ertzaintza contra la difusión de propaganda de D3M en Sestao, impidiendo la colocación de puestos callejeros con sus siglas o brindando protección a dirigentes del PSE y el PP en incidentes puntuales.

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