Splitter y Vidal salvan al Tau
El equipo vitoriano pasa un mal rato ante un Pamesa que soñó con el triunfo
El favorito, el Tau, sufrió de lo lindo para llegar a las semifinales. Un horror le costó superar al Pamesa, que aguantó lo que pudo y se fue por la puerta principal. El Tau superó el marrón por una razón tan simple como que su plantilla es, además de espléndida, inacabable. Su banquillo supera cualquier bajón y lo mismo da que tipos como Rakocevic tengan un día como para borrarlo del calendario. Cuando su equipo se desmoronaba, Sergi Vidal lo levantó. Cuando el Pamesa quiso tensar la cuerda hasta el final, Splitter dijo "se acabó".
En el momento en que el Tau abrió lo ojos, perdía 2-10. Cuando empezó a recuperar la consciencia, caía 6-18. Y sólo habían pasado cinco minutos. El arranque del Pamesa le puso a soñar, con Williams empeñado en dinamitar todos los récords, autor como fue de tres triples en tan ínfimo espacio de tiempo. Luego le daría por continuar la fiesta en solitario y así le fue. El Tau no se enteraba de nada. Fue entonces cuando su técnico, Dusko Ivanovic, echó la vista al banco y puso en la cancha a Vidal. Su presencia lo cambió todo. Clavó un triple, robó un balón y el Tau comenzó a ser el Tau. Llegó entero tras mucho sufrimiento al final del primer cuarto (16-22) y acabó de asentarse en el segundo, ya con Splitter disfrazado de sí mismo y presto a sembrar el terror en la zona.
Pero tardó en hacerlo. O resistió el Pamesa, empeñado en prolongar su sueño. Lo hizo. Durante todo el segundo acto, cuando aguantó ante una sensacional defensa del Tau, con Ivanovic desgañitándose y sentando a quien fuera necesario al primer síntoma de relajación. Perovic se empeñó en que el Pamesa no bajara los brazos, ni siquiera cuando por primera vez su rival se adelantó en el marcador (29-28, minuto 16), entre la algarabía de la afición vitoriana, la más poblada y ruidosa.
Llegó el descanso con unos guarismos bajos y una igualdad manifiesta (33-35 para el Pamesa), lo propio de un partido en el que las defensas imponían su ley y que a ratos pareció un correcalles. Sudoroso y esforzado, eso sí, que la lucha fue cruenta por ambos bandos.
Nadie rompía la dinámica y los dos equipos acumulaban fallos (muchos) y canastas (pocas) gastando sus energías en un torpe intercambio de golpes. Alguien debía dar un giro al partido. En eso la ventaja la tiene Ivanovic, al que le sobran alternativas. Puede dar descanso a Splitter, que en su lugar aparece Teletovic y lo primero que hace es colar un triple. Pero, antes de que el pívot bosnio se agigantara, Vidal se había encargado de despertar a su equipo, y al partido, con una furiosa penetración que acabó en canasta y personal.
Estaba a punto de morir el tercer cuarto y la ventaja del Tau, por vez primera, parecía seria (54-47). Pero a la fiesta se presentó un invitado inesperado, el pívot albano-turco Kugo, que se inventó un triple antes de irse al banco a esperar el último cuarto y se inventó otro nada más volver a la pista, lo que a la postre no sirvió más que para retrasar el final del Pamesa.
Nadie le ponía el candado al partido (59-57 a siete minutos del final). Y de repente, Splitter. Desacertados sus socios desde la distancia, el brasileño (autor de 20 puntos y 10 rebotes) comenzó a dejarse ver de nuevo, a pedir el balón, y agujereó la insoportable (para el Tau) defensa del Pamesa. Mickael se apuntó al acierto del chico y el remate lo dio Vidal, quién si no, que acertó desde más allá de la línea de tres antes de culminar un contragolpe con un espectacular mate. Él acabó de dibujar en el marcador la mayor distancia (77-61) a dos minutos del final, un muro insalvable para un Pamesa que bastante hizo con resistir una eternidad y al que le faltó un jugador que marcara las diferencias, un terreno donde el Tau puede elegir entre los buenos y los muy buenos. Hoy, uno; mañana, otro, y ayer, Splitter y Vidal.
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