_
_
_
_
Reportaje:Ida de los dieciseisavos de la Copa de la UEFA

Emery frente al egoísmo de los jugadores

Los buenos modos del técnico del Valencia chocan a veces con su plantilla

Es la ley del fútbol. Todo lo que al principio, cuando el Valencia no paraba de ganar, hacía gracia de su entrenador, Unai Emery, como la palmadita de enhorabuena a los jugadores cada vez que eran sustituidos, ha dejado de hacerla. Ahora, algunos futbolistas se quejan en privado de esa palmadita amistosa. Es lo último que quieren cuando son sustituidos después de una mala actuación: el saludo más o menos impostado. Ni tampoco los dvd que el técnico les pasa a cada uno, con imágenes específicas del adversario de turno, para que los vean en casa. "¿Como si no conociéramos a los rivales?", se lamentan.

Arrastrado por una crisis financiera y de juego, el Valencia tratará de recuperarse anímicamente hoy en Kiev ante el histórico Dinamo (La Sexta, 18.00), líder de la Liga ucraniana y reforzado con el goleador brasileño Guilherme, de 18 años, procedente del Cruzeiro. El partido se jugará a bajo cero.

Algunos se quejan de la palmadita amistosa al ser sustituidos tras una mala actuación

"Sí, muchas veces soy ingenuo. Confío demasiado en los futbolistas. Les creo mucho cuando a veces no...", decía Emery el pasado verano de manera profética. Las buenas intenciones del preparador más joven de Primera (Hondarribia, Guipúzcoa; 3 de noviembre de 1971), el trato humano hacia sus jugadores, fueron un bálsamo al inicio del curso: curaron las cicatrices del pasado, de cuando Ronald Koeman apartó a Albelda, Angulo y Cañizares siguiendo las órdenes del dueño del club, Juan Soler. El Valencia se puso líder y casi todos, especialmente los represaliados por Koeman (Albelda, Joaquín y Vicente), ofrecieron su mejor versión.

Hasta aquí, el cuento de hadas de Emery en Mestalla. La cruda realidad comenzó el día en que se lesionó el central Alexis, el 30 de noviembre, y el equipo empezó a perder la solidez precedente. Desde entonces, la excelencia atacante de Villa, Mata, Joaquín y, en menor medida, Silva no pudieron evitar la hemorragia defensiva, que ha llenado al grupo de desconfianza.

Claro que tampoco ha ayudado en nada la deuda del club con los jugadores: esos 15 millones de euros que debería haberles abonado por la mitad de las fichas anuales a principios de mes y que se ha aplazado indefinidamente. Lo peor no son las dos semanas sin cobrar, sino el miedo extendido en la plantilla a que el club entre en un concurso de acreedores que les impida percibir la totalidad de sus sueldos.

En medio de este marasmo, Emery se está curtiendo a la carrera. "Soy un entrenador tierno y a la vez curtido porque cuando era futbolista pensaba como entrenador", razonaba antes de saber lo que se le venía encima. Su idea primigenia era tener enchufada a toda la plantilla. Su prioridad siempre fue cohesionar el grupo. De ahí, que prescindiera de Hildebrand y Helguera, a los que consideraba desestabilizadores, y que diera minutos a todos en la Copa del Rey y la de la UEFA. Eso cambió cuando entendió que había futbolistas (Curro Torres, Del Horno y Hugo Viana, por ejemplo) que no tienen el nivel para el Valencia. Curiosamente, hoy volverá a dar otra oportunidad a Del Horno, en parte obligado por las lesiones, en parte decepcionado con el estreno el pasado sábado ante el Málaga del joven Carleto, el brasileño que llegó del Santos para dar descanso al lateral Moretti. Una apuesta, por cierto, del director deportivo y vicepresidente, Fernando Gómez.

Desde el club se reprocha a Emery que sea demasiado bueno con los jugadores, que no les exija lo suficiente, y que no confíe más en los jóvenes. Desde fuera se advierte otro reproche estadístico: el Valencia sólo ha marcado un gol de estrategia en la Liga, siendo el peor del torneo en un extremo en el que, precisamente, Emery sobresalió en el Almería.

Unai Emery, ayer durante su conferencia de prensa en Kiev.
Unai Emery, ayer durante su conferencia de prensa en Kiev.AFP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_