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Crónica:23ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Athletic se llena de dudas

El Recreativo, tan aseado como ingenuo, perdonó la vida al cuadro bilbaíno tres veces

Se movía por la catedral el fantasma de Llorente, como en una novela gótica, aireado a los cuatro vientos y negado por los protagonistas como dicta el ritual. No jugaba el mocetón rubio, es decir, la orfandad se adivinaba en el entorno que empieza a creer que sin los 195 centímetros del delantero riojano la portería rival está mucho más lejos de lo que está. El mar de dudas no lo resolvió, desde luego, el Athletic frente a un Recreativo que fue tan superior como misericordioso. Basta un dato psicológico para advertir su superioridad: el equipo de Lucas Alcaraz, con 1-1 en el marcador, perdía menos tiempo que el Athletic ansioso por ganar a un rival que apenas jugó cinco minutos y sometió a su público a un tostón sólo comparable al grado de impotencia que desalojaba.

ATHLETIC 1 - RECREATIVO 1

Athletic: Iraizoz; Iraola, Aitor Ocio, Amorebieta, Balenziaga; David López, Orbaiz, Javi Martínez, Gabilondo (Del Olmo, m. 68); Etxeberria e Ion Vélez. No utilizados: Armando; Garmendia, Gurpegui y Etxeita.

Recreativo: Riesgo; Bouzón, Morris, Arzo, Poli; Barber; Camuñas, Nayar (Javi Fuego, m. 74), Jesús Vázquez, Aitor (Maidana, m. 70); y Colunga (Marcos Rubén, m. 82). No utilizados: Roberto; Casado, Javi Guerrero y Nef.

Goles: 0-1. M. 33. Aitor bate a Iraizoz con la izquierda. 1-1. M. 49. Falta que cabecea Javi Martínez al alimón con Toquero.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Camuñas, Poli, Aitor, Toquero y Amorebieta.

Unos 35.000 espectadores en San Mamés. Un minuto de silencio por la muerte de la joven sevillana Marta del Castillo.

El problema de Caparrós es que ningún jugador puede suplir a Llorente

La ausencia de Llorente explica algunas cosas. Sabido es que ningún jugador de la plantilla es como Llorente. El problema es que ningún jugador del Athletic puede suplir a Llorente. Ion Vélez ni es ni será un delantero centro nato ni un goleador. Ayer se volvió a desacreditar en esa faceta en la última jugada del partido, que pudo dar un inmerecido triunfo al Athletic a la salida de un injusto córner. Etxeberria ya no puede suplir a nadie que no sea a sí mismo. Toquero es otro fajador (como Ion Vélez) sin la personalidad suficiente para liderar desde arriba a un equipo. La evidencia es obvia: no hay más delantero centro que Llorente y más le valdría a Caparrós pensar en alternativas radicales para cuando su hombre gol no esté en el campo porque la sustitución hombre por hombre sólo puede acabar hundiendo a sus sustitutos.

En esos debates internos estaba el Athletic, y así se tiró tres cuartas partes del partido, cuando el Recreativo decidió quedarse con la pelota, manejarla con mimo, a la espera de que Colunga, su hombre punta, pillara la espalda a la defensa rojiblanca. Bien es cierto que entre el psicoanálisis rojiblanco y el exceso analítico del Recreativo, la primera mitad fue lo más parecido a una película muda sin argumento ni música de piano. Jugaba el Recreativo para nada, bien, pero para nada, y el Athletic, simplemente, no jugaba. Aunque el conjunto andaluz, en su primera combinación en el área, marcó un gol precioso, de tiralíneas. Nada más, y nada menos, ocurrió en 45 minutos.

La entrada de Toquero y Susaeta en la segunda mitad revolucionó el partido más por carácter que por juego y a los cinco minutos la revolución tiró el portón de Riesgo. Ahí se vio la ausencia de Llorente: se necesitaron dos cabeceadores al alimón para llevar a la red el centro de Gabilondo. Ahí resurgió y ahí volvió a morir el Athletic. Y a partir de ahí cavó su fosa Colunga, el goleador del Recre, que no olvidará fácilmente San Mamés; no por la historia del mítico estadio, sino por los tres mano a mano errados con Iraizoz, bien es verdad que el primero saldado con un penalti del portero que el árbitro no quiso ver, el segundo con una vaselina mal ejecutada y el tercero con una ingenuidad pasmosa.

El baño del Recre agotó el agua y a punto estuvo de quedarse seco en el último segundo. Pero Ion Vélez no es un goleador, sino un ayudante de goleador, que no es lo mismo, y malgastó la última bala del Athletic más plano de la temporada. Llorando se fue el chico, y el público -otra vez en el diván de las dudas-, pensando en Llorente. En lo que pudo ser una derrota y una victoria y se quedó en nada.

Riesgo despeja el balón que intenta cabecear Ion Vélez.
Riesgo despeja el balón que intenta cabecear Ion Vélez.TXETXU BERRUEZO

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