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Reportaje:Elecciones 1-M

La clave está en Guipúzcoa

El reparto de escaños en este territorio será decisivo

El igualitario reparto de escaños, independientemente de la población de cada circunscripción, es una rareza que sólo tiene la autonomía vasca y que favorece a Álava, de mayoría no nacionalista, y, en menor medida, a Guipúzcoa, el de más implantación del nacionalismo radical, frente a Vizcaya, donde el PNV ha sido imbatible hasta que el PSE-EE y el PP le sobrepasaron en las últimas elecciones generales. El partido que se garantice la primera plaza en cada territorio contará con el plus en escaños que otorgan los restos.

El resultado de estas autonómicas se juega en Guipúzcoa, donde la coalición PNV-EA ganó con claridad en 2005. La cuestión está en que desde entonces no lo ha vuelto a hacer. Con la alianza ya rota, los socialistas salieron vencedores de las tres contiendas habidas, las municipales y forales de 2007, y las generales del año pasado, éstas últimas con más que quince puntos de ventaja. El territorio donde mayor es la presión violenta y también la implantación del nacionalismo es en su conjunto el que más muestras ha ido dando electoralmente de apostar por el cambio.

El PSE ha ganado al PNV en las tres últimas elecciones en Guipúzcoa
En Álava el PNV aspira a salir del tercer puesto que ocupa desde 2007

La fragmentación del nacionalismo, con cuatro partidos en pugna, aunque esta vez con la izquierda abertzale jugando desde fuera, además de EB, asimilado a la política soberanista de Ibarretxe, es un factor de primer orden en ese territorio, donde todos obtuvieron representación en las elecciones de 2005: 11 la coalición PNV-EA, 5 EHAK, 1 EB y 1 Aralar. Ello puede favorecer claramente al PSE para revalidad sus dos victorias anteriores. Otro factor es que dos de los escándalos destapados recientemente y que tienen al PNV como protagonista, el de la Hacienda de Irún y el del Museo Balenciaga, se han producido en Guipúzcoa, donde el partido quedó, además, traumáticamente dividido tras el regreso de Joseba Egibar a la presidencia del Gipuzku Buru Batzar, entre sus seguidores y los del anterior presidente, Josu Jon Imaz.

El PNV tiene a su favor el descontento de las bases guipuzcoanas de EA con la decisión de su dirección nacional de romper la coalición, primero, e imponer sus candidatos en la lista después. En las filas del partido de Unai Ziarreta en Guipúzcoa se oye de todo: desde la posibilidad de hacer un voto nulo tachando el nombre del cabeza de lista, Jesús María Larrazabal, hasta la de votar directamente a la lista del PNV que lidera Joseba Egibar y, a través de él, a un Ibarretxe que al que han considerado su lehendakari. Guipúzcoa aglutina también la mayor fuerza de la izquierda abertzale -cinco de los nueve parlamentarios de EHAK salieron en ese territorio - y el descontento con ETA, junto al peligro real del triunfo socialista, puede empujar al voto útil.

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Álava, la circunscripción donde más baratos son cada uno de los 25 escaños, tiene una gran dificultad para el PNV, que sólo parece que puede aspirar a sobrepasar al PP y saltar a la segunda plaza. Los peneuvistas quedaron en tercera posición tanto en las elecciones forales, como en las municipales en Vitoria, que aglutina al 80% de la población, sólo dos años después de haber ganado en las autonómicas tanto al PP como al PSE, y volvió a quedar relegado a ese tercer puesto en las generales de 2008.

El comportamiento la capital, con el 80% de la población, resultará determinante, hasta el punto de que Ibarretxe ha visto ahora la necesidad de volcarse en promesas para la ciudad como cabeza de la comunidad autónoma, una reivindicación enarbolada hasta ahora por el PSE-EE con su exigencia de un canon de capitalidad.

El reto de Vizcaya

Como Álava al PSE, Vizcaya parece garantizar la victoria al PNV de antemano. Aunque es el territorio donde más se ha cuestionado y combatido internamente la política del candidato a lehendakari, con el diputado general José Luis Bilbao, como punta de lanza, es allí donde Patxi López se medirá con los 17 puntos y los más de 100.000 votos por los que le aventajó la coalición PNV-EA en 2005.

Acortar esa distancia y traducirla en escaños, reduciendo la diferencia entre los 11 obtenidos por el PNV y los 6 de su partido, es el gran reto del candidato socialista a lehendakari en su circunscripción. En las elecciones forales el PSE se aproximó en dos puntos al PNV y los cien mil votos de diferencia se redujeron a 80.000. En las generales, fue el PSE el que aventajó al PNV en 22 puntos y le dobló ampliamente en votos.

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