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Reportaje:

Una tragicomedia urbana de celos y traiciones

'Amigos hasta la muerte' une a Jorge Sanz, Javier Veiga y Mélani Olivares

A veces sucede. Alguien conoce a la pareja o ex pareja de su mejor amigo y de repente siente lepidópteros epilépticos en el estómago. ¿A quién no le ha pasado alguna vez? Surge otra duda: ¿a quién se le perdona antes esta traición, al amigo o a la ex pareja? Con estas y otras reflexiones en clave de humor y mezcladas con la amenaza de la muerte surgió el texto de la tragicomedia urbana Amigos hasta la muerte, escrita por Javier Veiga, que se estrena esta noche en el teatro Infanta Isabel con Jorge Sanz y Mélani Olivares para cerrar el triángulo amoroso.

A las once de la mañana de un día cualquiera, los tres actores se reúnen en el escenario para ensayar y pulir escenas. Cigarrillos, nervios, trasiego de técnicos -"¿empezamos con telón abajo o directamente?"- y regidora, mientras el autor Javier Veiga, coprotagonista y director, recuerda y repasa cada palabra de su personaje (el marido cornudo) y las de sus compañeros, a saber: mujer dividida entre dos hombres y amigo golfillo. "Jorge, ¿estás preparado?", pregunta Veiga, brazos en jarras, mientras el actor que interpreta a un buscavidas acaba de enviar un mensajito por el móvil, y Mélani deja su bolso y su abrigo abandonados en el patio de butacas. "¿Dónde está la caja de Viagra, que se ha traspapelado?", pregunta ella y provoca un revuelo de técnicos buscando la caja de marras hasta que un paquete de tabaco se convierte improvisadamente en lo que necesitan en la obra. "Empezamos con la escena de...". Pero no, aún no, de repente entra Maribel Verdú -mujer de Pedro Larrañaga, productor de la obra, que también trasiega por allí- en visita informal, saludos a los actores, besos y vuelta al patio de butacas para disfrutar del ensayo a carcajada limpia.

Porque Amigos hasta la muerte consiste en eso, en hacer reír con diálogos que parecen un déjà vu de cualquier trío de amigos, que además por circunstancias de la vida tienen que hacer frente a una "larga enfermedad". "La verdad es que empecé escribiendo una comedia, pero a medida que lo hacía los personajes me pedían que les tomase en serio, que eran situaciones realistas, no una farsa, y por eso surgió el tema de la muerte tratado con humor", explica Veiga, que se decidió a dirigir la obra -palabras textuales- "para no amargar la vida con matices e indicaciones a otro director".

"Me interesa mucho la fuerza que tiene mi personaje como mujer y su forma de dar información en pocas dosis, para que el público la entienda sólo al final", dice Mélani Olivares. "Hacer un personaje medio trágico como éste viniendo de la serie Aída, también suponía un volver a mis raíces", añade. A lo largo de la obra, entre reproches, culpabilidades, ironías y un sentido de la amistad por encima de todo, el espectador pasa de la carcajada al gesto serio con escalofriante realismo, casi como la vida misma. "¿Sabes por qué me parece que el público se puede sentir identificado con esta obra? Porque en todos los grupos de amigos se dan este tipo de situaciones, a cualquiera le puede pasar y eso nos hace ser tan humanos. Algunas veces, enamorarte de alguien es, sencillamente, inevitable", concluye Jorge Sanz.

Amigos hasta la muerte. Teatro Infanta Isabel (Barquillo, 24). De miércoles a domingo, a las 21.00 o 23.00. Precio: de 18 a 25 euros.

Jorge Sanz, Mélani Olivares y Javier Veiga protagonizan <i>Amigos hasta la muerte.</i>
Jorge Sanz, Mélani Olivares y Javier Veiga protagonizan Amigos hasta la muerte.

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