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Un policía mata en Burjassot a su hermana enferma mental y se suicida

El hombre, que estaba de baja por depresión, padecía un cáncer

Emilio Llorens, de 58 años, llevaba meses de baja. Era policía, estaba en la unidad adscrita a la Generalitat. Un cáncer y una depresión lo llevaron a un retiro en espera de destino que ha tenido un final dramático. A última hora del martes mató a su hermana, Loli, de 57 años, y luego se suicidó. La mujer tenía problemas mentales y él cuidaba de ella, iba a la compra, a la farmacia y cocinaba. Vivían en la que fuera la casa familiar. "Estuvo aquí ayer, ayer mismo. Estaba como siempre, como últimamente. Era un hombre callado. Se le notaba físicamente mal y triste", explicó ayer el camarero del bar Neón, situado justo frente al domicilio donde ocurrieron los hechos, en la puerta diez, del número diez de la calle de Balmes, en Burjassot. "Ella no se valía por sí misma. Si bajaba a hacer algún recado, lo llevaba escrito en un papel. Sin él, no podía estar", añadió el vecino.

Nadie oyó nada. Ayer por la mañana, una de las hijas de la fallecida, ya independizadas, acudió al piso y al abrir la puerta encontró los dos cuerpos sin vida. A falta de la autopsia, fuentes de la investigación apuntaron ayer que Emilio, probablemente, asfixió a su hermana y luego se ahorcó.

Emilio ya intentó quitarse la vida un mes atrás. James, el vecino de la puerta nueve, lo encontró en el descansillo sangrando. "Estaba en el suelo, se había golpeado. Ató una cuerda a la barandilla del acceso al tejado y se descolgó. Debió darse contra un escalón. Llamé a la policía y días después una sobrina vino a darme las gracias. No hemos vuelto a coincidir desde entonces", relató.

Nunca fue un hombre de mucho salir, recordaban los vecinos. Pero todos le conocían y casi todos en algún momento del día le veían. Al bar de enfrente bajaba un par de veces. "Por la mañana, un poleo y dos cupones. Ayer mismo [refiriéndose al martes] hizo su ruta, aunque no tenía hora fija. Y luego, a veces, después de comer, venía a tomarse un cortadito. Hablaba poco. Y a pesar de todo, ha sido una horrible sorpresa", contó el camarero.

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