Un hombre finge amenazas de la Camorra para estafar a un amigo
Algunos, como el periodista Roberto Saviano, sufren el hostigamiento y las amenazas de la todopoderosa Camorra. Otros, como el barcelonés Pedro C. C., aprovechan el tirón mediático de la mafia de Nápoles para, literalmente, forrarse a costa de los amigos. Durante cuatro años, Pedro ha estado jugando a ser Saviano. Inventó una historia estrambótica: el grupo criminal más poderoso de Italia le perseguía de forma incesante y necesitaba entregar dinero (mucho dinero) para salvar el cuello. Su compañero de piso y supuesto amigo, Ramón C. B., se lo tragó todo y le entregó, en sucesivos pagos, una cantidad astronómica: 1,5 millones de euros, explicaron a este diario fuentes de la investigación.
Cabizbajo y decepcionado, Ramón acudió a las dependencias del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) para denunciar a Pedro. Allí explicó a los agentes que había sido objeto de una extorsión planificada al detalle. Con grandes dotes de persuasión, el presunto estafador, de 57 años, insistía en el mismo relato: la "Camorra napolitana" había amenazado con asesinarle -a él o a "alguno de los miembros" de su familia- si no realizaba una serie de entregas de dinero.
A favor de la credulidad de Ramón hay, por lo menos, un dato objetivo: en los últimos años, la policía ha detenido a varios miembros de la Camorra, que han escogido Cataluña como base para fortalecer su red de negocios ilegal.
Cartas de extorsión
Pedro, que ahora ha sido detenido por agentes del grupo primero de crimen organizado, aseguraba a su compañero de piso que él mismo haría de mediador para entregar las cantidades de dinero. En los últimos meses del engaño, y para hacer más creíble su historia, llegó a redactar cartas de extorsión escritas, supuestamente, por algún destacado mafioso.
Cuando logró reunir 1.495.950 euros, Pedro desapareció del mapa. Fue entonces cuando Ramón ató cabos y se decidió a denunciar. La falsa víctima de la Camorra carece de antecedentes penales y ha quedado en libertad con cargos.
Para colmo de males, el supuesto extorsionador logró involucrar en la estafa a otro amigo de su compañero de piso, Juan Maria M. P. Éste le entregó, también con toda la buena fe del mundo, la nada despreciable cifra de 90.000 euros.
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