Afganistán aplaza hasta agosto las presidenciales
Las autoridades afganas anunciaron ayer el aplazamiento de las elecciones presidenciales en el país asiático al 20 de agosto, tres meses después del término del mandato del presidente, Hamid Karzai. La Comisión Electoral afgana justificó la decisión por el notable retraso en la organización de los comicios, debido principalmente a la violencia que cada vez más aflige al país. "Tenemos problemas de seguridad, técnicos y de presupuesto. No había alternativa", resumió Azizullah Ludin, presidente de la Comisión. Al menos 84 de los 364 distritos del país sufren un grado de inestabilidad que hace inviable un proceso electoral, según sus datos.
La decisión fue saludada con satisfacción por la OTAN, que considera que el nuevo plazo permitirá el despliegue de nuevas tropas en número suficiente para garantizar mejores condiciones de seguridad en los comicios. El incremento empezará en los próximos meses y acelerará a medida en que la reducción del esfuerzo militar estadounidense en Irak permita liberar recursos. La Administración de Obama proyecta elevar de 36.000 a más de 60.000 los soldados de estancia en Afganistán.
El aplazamiento de la cita electoral deja además un mayor margen de maniobra política a la Administración de Obama. Ésta ha anunciado una revisión de su estrategia en Afganistán que, según varias fuentes, incluiría el distanciamiento de Karzai, presidente afgano desde 2001.
Karzai, de etnia pastún, y que ha gozado de un solido respaldo por parte la Administración de Bush, ganó las elecciones de 2004 y es el principal candidato en liza para el voto previsto en agosto. Su figura ha sufrido sin embargo un notable deterioro tanto en la opinión pública nacional como en las cancillerías occidentales, fundamentalmente a causa de la oleada de escándalos de corrupción que han salpicado su Gobierno y su familia. Afganistán figura en el puesto número 176 -sobre un total de 180- en la lista de países más corruptos publicada por la organización Transparency International. Al avance de la corrupción y de la inseguridad corresponde el auge del cultivo del opio.
La mala imagen de Karzai abre oportunidades a algunos competidores, entre los que destaca Ali Ahmad Jalali, ministro del Interior entre 2003 y 2005, que cuenta con ciudadanía estadounidense desde 1987. Jalali vivió en EE UU y es ahí profesor en la Universidad de Defensa Nacional de Washington.
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