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Reportaje:

Una doble vulnerabilidad

Las inmigrantes se encuentran más desprotegidas ante los malos tratos - Las campañas dirigidas a ellas pueden estigmatizarlas

Una mujer de rasgos exóticos con la cara amoratada. Sobre ella, el lema El silencio no te protege escrito en varios idiomas. Es una de las imágenes que utiliza el Departamento de Asuntos Sociales para dirigirse a las víctimas de la violencia sexista. El Ministerio de Igualdad también ha puesto en marcha una campaña para combatir cifras preocupantes: el 44,3% de las asesinadas en España el año pasado por sus parejas o ex parejas eran inmigrantes. Organizaciones como SOS Racismo alertan de que asociar maltrato e inmigración alimenta los prejuicios racistas.

Tres expertas en feminismo y violencia contra la mujer que participan esta semana en unas jornadas en Bilbao han reflexionado sobre la cuestión para EL PAÍS. Parten de tres realidades distintas: la socióloga Rosa Cobo es gallega y experta en multiculturalidad; Norma Vázquez, psicóloga mexicana, vive en Vizcaya, e Isabel Duque trabaja en un programa contra la violencia en Chile.

Tres expertas reflexionan sobre la violencia contra las mujeres extranjeras
"Se da un cambio de roles y hay hombres que se niegan a aceptarlo"

La explicación que más se escucha en la calle es que los inmigrantes son más machistas y violentos. "¿Se puede generalizar de esa manera, como si la situación fuera igual en Colombia o Chile?", se pregunta Duque. Coinciden en que los asesinatos de mujeres suponen una lacra universal y un reflejo más de la discriminación que éstas sufren en todos los ámbitos: el trabajo, los espacios de poder, la sexualidad,... "En los países más conflictivos, las mujeres pagan la violencia social en el ámbito privado", apunta Cobo. Añade que muchas mujeres inmigrantes cuentan por primera vez con un empleo remunerado en su país de destino, lo que les concede autonomía y obliga a los hombres a negociar cuestiones como la gestión del dinero. "Se da un cambio de roles y hay hombres que se niegan a aceptarlo", añade Norma Vázquez.

No todas son agredidas por extranjeros. Casos como el de Doccas David, natural de Sierra Leona asesinada en Santurtzi en octubre pasado por su marido vasco, muestran que el problema no es tanto ser de otro país, sino la vulnerabilidad que sufren como inmigrantes. "Pueden tener un menor apoyo social, desconocer el idioma, miedo a denunciar si no tienen papeles; en el caso de las reagrupadas por sus maridos, miedo a perder derechos...", abunda Vázquez.

¿La solución pasa por centrar la campaña en las inmigrantes? Duque tiene claro que no: "Estigmatiza a las mujeres y libera a los varones autóctonos de su responsabilidad". Más que dirigirse a las inmigrantes en general, Vázquez propone conocer en detalle qué circunstancias son las más habituales para confirmar hipótesis: si la mayoría de asesinadas llegan a España a través de la reagrupación familiar, si proceden de países en conflicto, si se encuentran sin papeles,... Además, reclama más información sobre los recursos que tienen a su alcance y las consecuencias que tiene denunciar: "Denunciar puede recrudecer la situación. Hay que ayudarles a tomar una decisión informada".

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