Como un virus reflexivo y creador
El arte subversivo del mexicano Erick Beltrán se expone en Barcelona
Mapas, física, mercado negro, azar, ingeniería, política y verdad. Son palabras trazadas en blanco sobre fondo negro, que parecen correr una tras otra, encontrándose, alejándose y multiplicándose en una pared de la galería Joan Prats de Barcelona convertida en una enorme pizarra. Una especie de gran gráfico semántico conceptual sobre las reflexiones que han llevado el artista mexicano Erick Beltrán (Ciudad de México, 1974) a crear las obras que forman la serie Calculum, expuestas hasta el 30 de enero. Cada pieza es una miniinstalación formada por un objeto, un texto y una imagen, que juntos constituyen evidencias de una situación problemática con la que Beltrán se ha topado en sus viajes.
Cada pieza es una miniinstalación con un objeto, un texto y una imagen
Por ejemplo, el pequeño e inquietante dado, tallado en un hueso humano, símbolo del azar que gobierna la vida humana en la Colombia contemporánea, tomada por narcotraficantes y paramilitares. En el texto que lo acompaña, Beltrán pide que los restos de personas desconocidas, fallecidas a consecuencia de la violencia, sean declarados patrimonio cultural de Colombia y así sean protegidos y estudiados, identificados y devueltos a sus familias.
Unas uñas de Rasputin, que no se avergüenza haber sustraído en una exposición en Londres ("había muchas", se disculpa), le sirven para hablar de reliquias e iconos terrenales, mientras que la reproducción perfecta de un sello de Nueva Zelanda, que por un error de imprenta se convirtió en una rareza muy codiciada y cotizada, le permite reflexionar sobre qué hace que algo adquiera o pierda valor, independientemente de su valía intrínseca.
Aunque Beltrán no oculta su fascinación por "los sistemas de clasificación y las estructuras que crean sentido, como diagramas, bibliotecas o colecciones", más que un archivo, la serie Calculum se parece a una wunderkammer, aquellos cuartos de moda en el siglo XVII, donde aristócratas, viajeros y excéntricos reunían especímenes de países exóticos, obras de arte y hallazgos de interés histórico o científico, con el único fin de asombrar.
Considerado uno de los artistas mexicanos de mayor proyección internacional, Beltrán articula su trabajo en una constante investigación alrededor de los mecanismos que estructuran los discursos políticos, económicos y culturales en la sociedad actual y los convierte en sistemas que intentan catalogar el universo. Su voluntad de subvertir las formas de representación de la realidad, toma forma en la edición y el reciclado de información. Sus obras funcionan como un virus, que ingresa en sistemas establecidos de comunicación -por ejemplo, los periódicos o las vallas publicitarias- y los utiliza como medio de reflexión y creación.
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