Duro, fuerte y preparado
Verdasco asombra y reta en octavos a Murray tras prepararse con el 'gurú' de Agassi
"Fer, ¿recuerdas haber jugado así de bien alguna vez en tu vida?". La pregunta es de Feliciano López, que el viernes miraba anonadado a Fernando Verdasco durante su partido de dobles del Abierto de Australia. El madrileño sonríe ante el comentario. Recuerda su pretemporada en Las Vegas, exprimido, controlado e hiperprofesionalizado por el gurú que esculpió a Andre Agassi. Piensa en eso Verdasco, con el partido de dobles ya ganado, y de repente se encuentra estadísticamente preparado para responder a la pregunta de Feliciano: ayer arrolló al checo Stepanek (6-4, 6-0 y 6-0), que le había vencido en sus tres partidos previos; es el tenista que menos juegos ha cedido en todo el torneo (12 en tres partidos); y cabalga hacia el temible escocés Andy Murray, que ya le espera en octavos, impulsado por el brote de confianza nacido de su sufrida victoria en Mar del Plata. La Copa Davis le ha transformado.
Es el tenista que menos juegos ha cedido en el torneo, 12 en tres partidos
"Siento bien la bola, y me siento también bien de piernas", resume Verdasco, de 25 años, que en seis partidos con Murray sólo ha ganado uno, y fue en 2003, cuando el escocés era un niño de 16 años. "Me he entrenado muy duro. Estoy preparado", reta tras un día huracanado, frío e impropio del verano australiano.
Duro, fuerte y preparado. Verdasco no miente. Se ha machacado. Gil Reyes, consejero, nutricionista, amigo y preparador físico de Agassi, ganador de todos los grandes, es un hombre barrigudo que ha hecho una meca de su centro de entrenamiento en Las Vegas. Ahí están sus tablas de entrenamiento y sus pautas de comida. Ahí, entre los neones de los casinos, están Reyes y su gimnasio. Una red planetaria de contactos con nutricionistas, fisioterapeutas y biomecánicos. Un plan para cambiar la carrera de Verdasco, harto de sus malos arranques de año. Y, sobre todo, un reto. La Magic Mountain. El infierno, que diría Agassi. Una terrible colina por la que el campeón corría, cuesta arriba y cuesta abajo. Ahí estuvo Verdasco en diciembre. Trabajando, aunque sin subir la colina del miedo. "Conmigo, Gil va lento. No quiere asustarme".
¿Cómo fue, entonces? "Ha sido una experiencia increíble", resume. "Gil me hizo hacer de todo. Es muy profesional. Ha cambiado mis expectativas y mi carrera. Ahora tengo las cosas más controladas", explica el número 15. "Lo tiene todo muy ordenado, y en eso también me ha ayudado, dándome unas pautas de entrenamiento, para los estiramientos, por ejemplo, o para el calentamiento, que han conseguido que todo lo que hago ahora esté más controlado. Ha sido un gran cambio. Me ha hecho darme cuenta de cómo puedo ser mucho más duro para mis rivales".
Verdasco trabaja el físico en Las Vegas. Lo anímico, ya está trabajado. El madrileño tiene superpoderes. Sucedió en Mar del Plata. Verdasco entró en el vestuario, y leyó un cartel que en sí mismo era una proclama: "Yes, we can!". Como si ahí estuviera Obama. Inspirado por el póster, el madrileño ganó el punto decisivo de la Copa Davis para España. No estaba solo. Le acompañaba Emilio Sánchez Vicario, el seleccionador español, en la banda. "Puedes volar como Superman y alcanzar bolas imposibles", cuentan que le dijo. Y en esas está el madrileño. Ganando todo lo que juega. Volando, venciendo y arrollando como si nada le frenara.
¿Y Nadal? Sigue impasible, venciendo al alemán Haas (6-4, 6-2 y 6-2), apoyando a Verdasco -"Murray es el favorito, pero puede hacerle daño si manda con su derecha, le cansa y no se acelera"- y citándose con Fernando González en octavos. En el camino se quedó Almagro, que cayó ante el francés Monfils, 6-4, 6-3 y 7-5.
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