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El industrial marbellí raptado murió por asfixia al tragarse un trapo que le metieron en la boca

El empresario Fernando Moreno Espada, secuestrado el pasado miércoles y cuyo cadáver fue hallado el jueves a mediodía en una caseta de aguas a las afueras de Marbella, no falleció por causas naturales como pensaron los investigadores en un principio al no presentar el cuerpo signos externos de violencia. La autopsia, iniciada ayer sobre las nueve de la mañana y finalizada sobre las cuatro de la tarde, ha revelado que Moreno, de 76 años, falleció por asfixia por la mordaza que le pusieron sus captores, según fuentes de la investigación. Al retirar la capucha, los policías que hallaron el cadáver vieron que Moreno estaba amordazado con cinta aislante y que tenía en la boca un trozo de trapo. Además, en la cara tenía algunas gotas de sangre.

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Moreno fue encontrado en las cercanías del pantano de la Concepción, en Istán (Málaga), en concreto en el paraje arroyo Montero, en una finca que perteneció a su familia y cerca de la casa, hoy en ruinas, donde se crió. El cadáver del empresario estaba sentado en una silla, con las manos atadas por encima de la cabeza con una cuerda anudada a su vez a una cañería. También tenía los pies atados y la cabeza cubierta con una capucha. Otra cuerda alrededor del cuello, estaba igualmente anudada a otra tubería.

Uno de los empleados de Moreno había alertado de que antes de su secuestro había visto por la zona una furgoneta vieja con matrícula británica y el volante a la derecha. Ese vehículo fue hallado ayer en Marbella. La policía tomó huellas dactilares y buscó restos biológicos para intentar hallar el ADN de alguno de los criminales.

Es una de las principales líneas de la investigación, que corre a cargo de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Unidad central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y agentes de la comisaría de Málaga. Los secuestradores pertenecen a una banda de origen suramericano, como se deduce del tono de voz del individuo que habló con la familia Moreno para fijar el rescate (dos millones de euros) que posteriormente fue rebajado hasta 600.000 euros. "No se llegó a pagar ni un céntimo", asegura un mando policial.

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