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Reportaje:Ciclismo

El Cervélo de Carlos Sastre

Tras toda una carrera a la sombra de otros líderes, el ganador del último Tour construye un equipo a su imagen y semejanza

Carlos Arribas

Innovación, sacrificio, unidad, éxito. Doce corredoras, 25 corredores -las manos, en la posición de descanso, por delante de la entrepierna-, ocupan respetuosos el escenario. Se oyen palabras elevadas. Se proclaman valores, el camino recto en la vida. Cuatro valores que bordados en la pernera izquierda del culotte y un quinto, honestidad, en el cuello del maillot recordarán al ciclista en qué equipo está. En el Cervélo, suizo, que ayer se presentó en una burbuja alemana entre dos campos de golf del Algarve. En el equipo de Carlos Sastre.

A los 33 años y tras ganar un Tour de Francia, Sastre vive por fin la consagración que supone ver crecer a un equipo alrededor de uno. "En el CSC había muchos líderes, gente que vendía más que yo", explica el abulense de El Barraco, que había decidido cambiar de equipo antes de ganar el Tour; que en él ya sabía que los fabricantes de las bicicletas que usaba, dos ingenieros canadienses, pensaban crear un conjunto con su nombre y que después de él dio el OK a la aventura. "No me hace feliz ser el eje del mundo o la imagen de este equipo. Lo soy porque, gracias a mi forma de pensar y a una decisión mía, se ha sacado un proyecto adelante. Eso es lo que me hace ser el líder. Pero hay también corredores muy buenos, como Hushovd, que ha ganado muchísimas más carreras que yo. Y otros muy importantes que ayudarán a luchar por los objetivos comunes. Tendemos a asociar a una persona con un nombre: el CSC de [Bjarne] Riis, el ONCE de Manolo [Saiz]... Se tiende a eso y yo sigo la corriente mediática, pero aquí soy uno más. No desempeño más función, aunque ahora la gente diga el Cervélo de Sastre".

"No me hace feliz ser el eje. Lo soy porque el proyecto ha salido adelante gracias a mí"
"Mi cambio no es económico. El dinero te ayuda a comprar caprichos, poco más"
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El Cervélo de Sastre y no el de Van Poppel o el de Zemke, los dos principales directores del equipo, dos ex ciclistas -más conocido el primero, el holandés de los ojos permanentemente sorprendidos, un sprinter de los años 80 y 90- que sólo han dirigido equipos femeninos. "El director es Van Poppel. Viene de las mujeres, sí, pero ha sido 11 años profesional con grandes resultados. No va a notar tanto el cambio", dice Sastre, acostumbrado a directores que nunca veían en él aquello que él veía dentro de sí mismo: una calidad que sólo pudo manifestar contracorriente como contracorriente ganó el Tour. "Todos, los cuatro directores, él, Zemke, Albasini y Alex, hacen el proyecto más atractivo. Son nuevos, pero han trabajado muy bien en la planificación y unas cosas se suplen con otras. No veo ningún obstáculo ni para mi nuevo equipo ni para la próxima temporada", explica.

Su anterior equipo, el CSC, en el que pasó siete años, era el de Riis, pero también, un tiempo, el de Hamilton y el de Basso, y luego el de Voigt, Cancellara y O'Grady, tremendos rodadores, clasicómanos consagrados, campeones que en el último Tour masacraron toda resistencia para dejar a Sastre rematar la jugada. Corredores que no tendrá en el Cervélo, cuya plantilla tiene muchos menos nombres. "Suplirlos no va a ser posible porque aquí están otras personas. Aquí", afirma, "se llaman Hushovd, Rouslton, Dominique, Cuesta o Marchante. Los echo de menos porque he estado siete años con ellos y la relación ha sido muy buena. Pero los compañeros que tengo aquí van a dar el ciento por ciento por este equipo y por Sastre. Todos los que estamos aquí nos sentimos partícipes de este proyecto y la filosofía es parte de todos y cada uno. Somos diferentes, pero tenemos la misma misión".

Igual que piensa que su trabajo fue fundamental para que Basso, su líder, ganara el Giro de 2006, piensa que a su lado todos crecerán como ciclistas como crecieron ayudándole a ganar el Tour los del CSC. "No sé si gano más ahora que lo que ganaría de seguir en el CSC", matiza, "pero estoy feliz. No he cambiado por dinero. Mi vida me ha enseñado otras cosas. He tenido dinero y no he disfrutado de él porque tenía problemas de otro tipo. He perdido a personas muy importantes como mi cuñado, mi suegro, un primillo... El dinero es una cosa material que te ayuda a comprar caprichos y cosas, poco más. Mi cambio no es económico".

Otro equipo, un programa más cargado -Giro, Tour y Mundial- y la ambición de siempre: "Estoy capacitado. Es un camino nuevo que vamos a tratar de hacer realidad entre todos".

Carlos Sastre se prepara para el entrenamiento de ayer.
Carlos Sastre se prepara para el entrenamiento de ayer.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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