Tipos 'bajo cero'
El último trimestre del año nos ha dejado, en el contexto económico global, un intenso deterioro del ciclo y la constatación de que los peligros inflacionistas, que tan machaconamente veía el Banco Central Europeo antes del verano, han dado paso al escenario contrario, de temor a una desinflación intensa, y eventualmente a una deflación, mucho más peligrosa que la inflación. Ante tal escenario, los bancos centrales han reaccionado con contundencia, reduciendo drásticamente sus tipos de interés de intervención de forma coordinada, lo que no quiere decir homogénea, quedando una vez más el BCE rezagado, al tiempo que llevaban a cabo los mayores esfuerzos el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal, ésta hasta el mítico nivel de cero en sus tipos de intervención, igualando al Banco de Japón.
En ningún sitio está escrito que los tipos de interés no puedan ser negativos, por muy extraño que parezca
No han faltado las voces críticas con dicha medida, aduciendo que ya no queda "munición" para utilizar si empeora la situación y se necesitasen nuevos estímulos. Discrepamos de esas críticas. Sí cabe identificar acciones monetarias adicionales llegado el caso. Algunas ya las perfiló el actual presidente de la Fed en un interesante y casi profético documento elaborado hace más de cuatro años: desde extender la relajación de tipos a los tramos largos de la curva de tipos hasta una decidida política de ampliación de la base monetaria (el "helicóptero con lluvia de dólares"), en un intento de insuflar expectativas de inflación en la economía.
Pero es que incluso en el nivel de los tipos de interés pueden caber actuaciones adicionales. En ningún sitio está escrito que los tipos de interés no puedan ser negativos, por muy extraño que parezca. Hace algo más de dos décadas, el banco central de Suiza no tuvo reparos en poner sus tipos "bajo cero", en un intento de frenar las entradas de capital en busca del refugio que representaba la segura divisa suiza.
Un argumento similar cabría esgrimir actualmente para algunos instrumentos que están actuando como refugio e impidiendo que la financiación circule hacia actividades productivas: por ejemplo, la letra del Tesoro estadounidense o la facilidad marginal de depósito del BCE: si los colocadores de fondos buscan ante todo refugio en dichos instrumentos, no hay que darles rentabilidad, sino cobrarles una "comisión" por la custodia segura de su dinero. Ése es el significado de los tipos "bajo cero".
Ángel Berges y Pablo Guijarro son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Afi).
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