Exceso de confianza

Avalado por el buen resultado de los tres encuentros contra el Deportivo (en la Copa y la Liga), Manolo Jiménez parece decidido a sacar brillo al potencial ofensivo del Sevilla. Ayer dispuso de todos sus efectivos, pero su supuesta superioridad relajó al equipo, que a punto estuvo de pagar su complacencia ante un Numancia ordenado y luchador que si no marcó fue por la buena actuación de Varas.

Pese a lo apretado del calendario, Jiménez no dio descanso a sus artilleros. Con Kanouté, Luis Fabiano, Capel y Navas, el Sevilla tenía todo lo que podía tener para acosar al Numancia, pero el exceso de confianza le sume en la inoperancia.

El cuadro de Sergio Kresic logró abrir un abismo entre la línea de medios sevillista y sus delanteros. Nagore y Dimas neutralizaron a Renato, incapaz de conectar con Navas y Capel. Y sin velocidad en las bandas el Sevilla pierde fuelle. El Numancia tapió los carriles, aunque para ello tuviera que afilar el hacha.

Sin la gasolina de sus extremos, los de Jiménez se alejaron de la cueva de Juan Pablo y avivaron los contragolpes rivales. Kresic ha conseguido suplir la falta de jugadores con pedigrí a base de orden, disciplina y pundonor. Ayer se atrevió con Brit y Goiria, dos puntas aguerridos que en el primer tiempo volvieron locos a Prieto y Escudé. La zaga sevillista se diluía. Prueba de ello es que los delanteros del Numancia tomaron la matrícula a sus centrales tantas veces como quisieron.

Tal era el acoso numantino que Varas, sustituto del sancionado Palop, se vio obligado a intervenir más de lo que habría deseado en su debut en la Liga. Sólo al borde del descanso logró Kanouté llevar el peligro al otra área. El Sevilla seguía disperso en el círculo central pese al cambio de Duscher por Romaric. Pero ahí estaba Navas para enderezar el rumbo del partido. La rapidez del extremo obligó a Cisma a cometer una nueva falta y dejar al Numancia con diez al ser expulsado. Fue entonces cuando el Sevilla encontró al fin espacios y apareció Renato para firmar su victoria.