Marchando una pizza de chocolate
Ropa de diseño en una iglesia del siglo XIV, hermosas panorámicas y dulces de cacao en la histórica ciudad italiana de Perugia, donde hoy se respira la energía multicultural de sus universitarios
Estudiantes de todo el mundo, sobre todo españoles, han invadido Perugia, como en otra época lo hicieran los etruscos, los romanos y hasta el Vaticano. La ciudad renacentista de palacios e iglesias ha rejuvenecido gracias a las universidades, las tiendas modernas y una agitada oferta cultural. Perderse por sus callejuelas devorando bombones de chocolate supone un paseo único. Eso sí, quien quiera visitarla debe prepararse para subir y bajar escaleras. A cambio, su posición privilegiada, en lo alto de un monte, regala al turista unas vistas que nada tienen que envidiar a la vecina y famosa Toscana.
9.00 'Cornetto' de nata y 'capuccino'
En Perugia todo empieza y termina en Corso Vanucci
(1), ancha calle de tiendas, museos y teatros. De ajetreo a todas horas, sosegados paseos y músicos ambulantes. Como Alessandro, que con su acordeón emula a Astor Piazzola o Yann Tiersen, y que ya se ha convertido en todo un símbolo. Siempre está frente a la pastelería Sandri (Corso Vanucci, 32), donde no ha pasado el tiempo. En su puerta se forman largas colas para comprar panettone o la especialidad de la casa, los pinocchiate -una mezcla de azúcar, cacao, limón y piñones-. Son dulces con rúbrica: la "S", que en Perugia, desde 1860, sólo significa Sandri. Allí se puede desayunar el popular cornetto (cruasán) de nata y un capuccino. A un paso, la tienda de la internacional Perugina (Corso Vanucci, 101) es el paraíso para los amantes del chocolate. Sus Baci (besos) de chocolate y avellanas eran los preferidos de Clark Gable o Vittorio Gassman. Bombones con una cita romántica en su interior del estilo, "Perchè parlare? Tutto l'amore si dice in un bacio" ("Para qué hablar. Todo el amor se dice en un beso").
10.30 La Santa Moda
Los perusinos se sientan en las escaleras de la catedral de San Lorenzo, en la Piazza IV Novembre (2), para tomar el sol. Muchos saborean, mientras, los helados de La Fonte Maggiore
(3)(Via Della Cabia, 3). Otros sólo observan el bullicio. Allí está la foto de todas las postales: la medieval Fontana Maggiore con el Palazzo dei Priori (4) al fondo. El palacio, del siglo XIII, acoge ahora la Galería Nacional de la Umbría (Corso Vanucci, 19; www.gallerianazionaleumbria.it. Abre de 8.30 a 19.30, de martes a domingo. Entrada, 6,50 euros), un compendio del arte sacro de la zona, donde destaca el pintor renacentista Pietro Vanucci, Il Perugino, hijo ilustre. Dicen que tras pintar un mural en la Capilla Sixtina fue tal su éxito que tuvo que abrir dos oficinas en Florencia y Perugia sólo para poder atender los encargos. Y cerca de allí se estableció, en uno de los muchos edificios históricos ahora reconvertidos en tiendas de moda. Joyas como 1 A
(5) (Maestà delle Volte, 1a), la tienda de ropa de diseño ubicada en una antigua iglesia del siglo XIV de la que todavía se conservan gran parte de sus frescos: vestidos de noche y camisas entre ángeles, santos y vírgenes.
12.00 Receso renacentista
Alejándonos del centro, en la Piazza de San Francesco encontramos la Academia de Bellas Artes (6)(www.abaperugia.org), en funcionamiento desde el siglo XVI. Sus estudiantes ahora se tumban entre clases en la hierba frente al renacentista Oratorio de San Bernardino. Ésta es una de las zonas más alejadas del jaleo, y de las pocas donde todavía se respira el olor a pino, tan característico. Lo mismo que en la Universitá per Stranieri (7)
junto al Arco Etrusco (del siglo III antes de Cristo). El edificio, un antiguo palacio por el que merece la pena perderse, tiene desde su terraza superior unas vistas únicas.
13.30 Bajo el sol de la Umbría
El restaurante-lounge Del Sole
(8) (Via Della Rupe, 1. 0039 07 55 73 50 31) es un lujo al alcance de todos. No sólo sus tagliatelle rellenos de trufa o el jabalí a la miel son de primera, sino que su panorámica de las altas montañas y los valles de casas, palacios e iglesias es indescriptible. Casi parece que estés suspendido en el aire. Al lado, algunas pequeñas tiendas también disfrutan del mismo horizonte. Podemos comprar camisas italianas viendo Asís a lo lejos en Oliver Coin (9) (Via Oberdan, 24), libros en Oberdan (en el número 52 de la calle homónima) o música -desde Laura Pausini o Paolo Conte hasta Antonio Vivaldi- en Tarpani (Piazza Matteotti, 30). Bajando las scalette de San Ercolano, podemos hacer nuestro lote de productos típicos umbros en Gustò
(10) (San Ercolano, 36). Pero que no falte la salsa de trufas, el vino Montefalco y el Coglioni di Mulo (un tipo de salami). Y es que en Perugia no hay souvenirs; sólo chocolate, embutido, pasta y vino.
16.00 Más allá de la muralla
Después de comer podemos subir al recién inaugurado Minimetrò
(11) (www.minimetrospa.it). Lo llaman así por su corto trayecto y por sus pequeños vagones. En Princetto arranca un recorrido, más propio de una montaña rusa diseñada por Jean Nouvel, que nos acerca a los barrios dormitorio, a los grandes parques (Cortonese) y a la estación central de tren (Fontivegge). Aunque a partir de primavera un vuelo directo low cost unirá Girona con Perugia (www.ryanair.com), la opción de llegar en tren desde Florencia (a dos horas, www.trenitalia.it) y desde Roma (a dos horas y media) es lo más práctico. Un autobús une asimismo el aeropuerto de Roma Fiumicino con la ciudad en tres horas (www.sulga.it).
18.00 Rincón medieval
A media tarde apetece pasear por Corso Cavour y sus alrededores, una zona llena de galerías de arte como Il Gianicolo
(12) (Borgo XX Giugno, 41-43. www.ilgianicolo.com). Encontraremos la Facultad de Agrarias, ubicada curiosamente en la basílica de San Pietro. Allí está el Huerto Medieval, siempre plagado de estudiantes cultivando panicum o dolichos y todo tipo de plantas de otros tiempos. ¿Y el aperitivo? En Énomè (13) (Corso Cavour, 61). Una buena bodega donde degustar mortadelas, tortillas italianas y todo tipo de canapés. Luego, sentados en los bancos de los jardines Carducci (14), veremos la mejor puesta de sol de la ciudad.
21.00 Pizzas y fiestas Erasmus
Sería un error terminar el día sin antes sucumbir a una buena pizza como las de la Pizzeria Mediterranea (15) (Via G. Marconi, 11. 0039 07 55 72 40 21 ). La de chocolate no tiene igual. Para cenar platos típicos umbros están la Locanda do Pazzi (Corso Cavour, 7. 0039 07 55 72 05 65; www.locandadopazzi.com) y la Locanda degli artisti
(16) (Via Campo Battaglia, 10. 0039 07 55 73 58 51), donde se puede disfrutar de exposiciones de artistas perusinos mientras se da buena cuenta de unos huevos con trufa o un cabrito al Sagrantino. Pero en Perugia todo empieza y termina en Corso Vanucci. Nuestra noche, también. En el minúsculo Blitz Caffé (Corso Vanucci, 99) podremos tomar el primer cóctel con algunas chocolatinas. Para seguir en el irlandés Shamrock Pub
(17) (Piazza Danti, 18), punto de encuentro de los estudiantes Erasmus. Y si queremos bailar hasta el amanecer, siempre nos quedará la histórica sala Domus (18) (Via del Naspo, 3). La historia en Perugia se respira a todas horas.
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