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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Nancy Bird-Walton, pionera de la aviación australiana

En 1997 fue declarada Tesoro Viviente de su país

Jacinto Antón

En una ocasión, Nancy Bird-Walton utilizó un caballo muerto como ayuda de navegación para su aeroplano. "Iba rumbo hacia Cunnamulla, tres millas al norte de la frontera de Queensland, y podía oler aquella carroña desde mil pies de altura", escribió en uno de sus libros de memorias titulado elocuentemente con la expresión de sorpresa de un tipo al que acudió a rescatar de una riada en su avión: My God! It's a woman (Harper Collins, 2002). En otro episodio típico de las aventuras de la pionera de la aviación femenina australiana, Bird se orientó en un vuelo con mal tiempo y niebla volando sobre la línea férrea y leyendo los nombres de las estaciones de tren por las que pasaba. Por no hablar de la vez en que un hombre le dio la siguiente indicación para llegar a su granja: "siga la pista de los excrementos frescos de oveja". ¡Eso sí que era volar!

Nancy Bird-Walton -nunca el apellido Bird ha sido tan apropiado para alguien- murió el pasado martes 13 en su hogar de Mosman, al norte de Sidney, a los 93 años de edad, muy poquito después de cumplir su sueño de ver despegar el super jumbo Airbus A-380 que la compañía australiana Qantas había bautizado con su nombre. Nancy Bird fue la primera mujer australiana en obtener la licencia de piloto, en 1930, con 19 años, en una época en que muchos aún opinaban que las mujeres, como los negros, no estaban biológicamente hechas para volar. Fue también la fundadora y presidenta de la Asociación australiana de mujeres piloto, cuyo hermoso lema es Skies unlimited, cielos ilimitados.

Pequeñita -medía apenas 1,50 metros, lo que la obligó a pilotar a menudo con un par de cojines en el asiento- tenía sin embargo de joven, con el gorro de vuelo y las antiparras, un aire a lo Beryl Markham, la hermosa aviadora amante de Denys Finch Hatton, de Saint-Exupéry y de algún principito de verdad.

Nacida en Kew en 1915, Nancy soñó, cuenta la leyenda, desde los cuatro años con volar. Su epifanía aérea llegó a los 13 años, cuando voló por primera vez en el aeroplano de un piloto ambulante al que pagó unas monedas extra para que hiciera un par de acrobacias con ella a bordo. Obsesionada desde entonces con ser aviadora, ahorró su sueldo en la tienda de su padre -había dejado el colegio- para pagarse a los 17 años las lecciones de vuelo de otra leyenda de la aviación, Charles Kingsford Smith, en la escuela de éste en Mascot, Sidney. Aprendió bien porque, y esto es notable en una persona que volaba en aquella época en la que no había "torre de control, ni de hecho control", no sufrió un accidente en toda su vida. Tras obtener la licencia consiguió adquirir un Gipsy Moth (el mismo romántico aeroplano del conde Almásy) con el que prestó diferentes servicios comerciales.

Fue la primera mujer de la Commonwealth en llevar pasajeros. Volaba con vestido, para mostrarse femenina y porque no estaba bien visto que una mujer, aunque fuera piloto, llevase pantalones. Con otra pionera, Peggy McKillop, de Brisbane -las conocían como Big Bird y Little Bird-, se dedicaron a ir por los pueblos y ferias promocionando la aviación. "Costaba persuadir a la gente para que volara con nosotras, pero a veces pagaban para que lleváramos a un amigo, para darle un susto", escribió. Una de sus peripecias más bonitas fue el tiempo en que empleó su avión como ambulancia aérea, llevando médicos a los parajes más remotos y transportando niños enfermos. "Tomar aquellos riesgos, nos abrió a las mujeres muchas oportunidades", dijo en una ocasión. En 1997 había sido declarada Tesoro Viviente de su país.

Nancy Bird-Walton, en 1997.
Nancy Bird-Walton, en 1997.AP

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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