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Crónica:18ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético entra en barrena

El Atlético entra en barrena Pese al gol inicial de Antonio López, los rojiblancos pierden ante el Athletic su tercer encuentro seguido

José Marcos

Otro vendaval volvió a sacudir ayer los cimientos del Vicente Calderón. Con la sangría del Barça de Messi todavía reciente, el Atlético, autodestructivo como pocos, se alejó un poquito más de los puestos de Champions tras comparecer ante el Athletic como un equipo deslavazado y paralizado por la ansiedad. El errático equipo que dirige Javier Aguirre es un artista complicándose la vida. Anoche se le volvieron a fundir los plomos con el viento a favor. De nada le sirvió el gol de ventaja de Antonio López al cuarto de hora frente a un contrario disciplinado, que suple sus carencias confiado en sus músculos. Suficiente para denostar a un grupo sin discurso al que le pierden los nervios. Maniche resumió la actuación del Atlético tras forzar su expulsión con una patada al pecho de Orbaiz.

ATLÉTICO 2 - ATHLETIC 3

Atlético: Leo Franco; Seitaridis (Pernía, m. 46), Ujfalusi, Domínguez (Banega, m. 59), Antonio López; Maxi (Sinama Pongolle, m. 70), Camacho, Maniche, Simão; Forlán y Agüero. No utilizados: Coupet; Pablo, Raúl García y De las Cuevas.

Athletic: Iraizoz; Iraola, Aitor Ocio, Amorebieta, Koikili; Susaeta (Etxeberría, m. 77), Orbaiz, Javi Martínez, David López (Gabilondo, m. 61); Ion Vélez (Toquero, m. 68) y Llorente. No utilizados: Armando; Ustaritz, Etxeita y Gurpegui.

Goles: 1-0. M. 15. Remate de Antonio López que despista a Iraizoz tras tocar en Ion Vélez. 1-1. M. 45. Koikili, desde fuera del área. 1-2. M. 49. Domínguez, en propia puerta, tras un chut de Llorente. 1-3. M. 65. Llorente, a pase de Gabilondo. 2-3. M. 91. Forlán empuja un centro de Agüero.

Árbitro: César Muñiz. Expulsó con roja directa a Maniche (m. 71), tras una entrada a Orbaiz. También amonestó a Camacho, Susaeta, Koikili, Aitor Ocio, Maxi, Sinama Pongolle, Banega y Pernía.

Unos 50.000 espectadores en el Calderón.

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El descenso del Atlético a los infiernos no es casual. Incapaz de hincarle el diente a la aristocracia de la Liga, la entidad del Manzanares, acomplejada por su pasado rutilante, ha entrado en barrena. Joaquín Caparrós, consciente de los problemas de su rival a la hora de sacar el balón, le anuló adelantando unos metros las líneas. Un plan sencillo y eficaz que propició la tercera derrota consecutiva del grupo de Aguirre, que claudicó ante el oficio y personalidad de Llorente. El delantero navarro le hizo un siete a la defensa atlética. Seitaridis, una broma por la banda, acaparó los silbidos de la grada. Pernía, otro que tal baila, sustituyó al lateral griego en el descanso. El efecto fue el mismo. Pero el peor trago se lo llevó Domínguez, que volvía al ruedo desde su bautismo con el Liverpool, hace tres meses, entregó la cuchara, desviando a su portería un envío de Llorente que cambió el transcurso del encuentro. La segunda parte apenas había comenzado y al Atlético se le vino el mundo encima.

Otro canterano de la casa, Diego Camacho, fluctuó en el centro del campo en su primer duelo de Liga de la temporada. Aguirre, que durante toda la temporada ha ignorado a los valores del filial, les dio cancha sin el punto de forma necesarios. Las dudas acosan al técnico mexicano, que dejó a Raúl García otra vez en el banquillo, y que sigue sin decidirse por Banega, al que cinco días después volvió a dar el timón con el marcador a cuestas. El cerebro argentino acudió tarde al rescate del lío en que metió a sus compañeros el gol de Koikili al borde del descanso. El lateral, que ya había avisado a Leo Franco con un trallazo desde 25 metros, ajustó la mirilla desde el mismo sitio en la prolongación del primer tiempo.

El empate del Athletic resquebrajó el ánimo local, que ni siquiera sacó provecho de su temible pegada. Agüero estuvo desaparecido. Salvo un par de regates sobre una baldosa de césped a Koikili, el Kun no compareció en el encuentro. Su colega uruguayo, dimitido en todo el primer tiempo, se enchufó en los peores momentos del Atlético. Su empuje tan sólo bastó para maquillar el resultado. El único que mantuvo el tipo fue Maxi. El capitán del Atlético se multiplicó en todas las parcelas. Tan pronto achicaba espacios y asumía la labor de los centrales como lanzaba los ataques caseros.

El Athletic aprovechó la dejadez de la escuadra del Manzanares, que terminó con cada uno de sus futbolistas haciendo la guerra por su cuenta. Gabilondo tomó nota con un pase en profundidad a David López, que regaló el gol a Llorente. Pernía, fuera de onda, rompía el fuera de juego. Un ejemplo más de las tinieblas que acosan al Atlético.

Javier Aguirre, durante el partido.
Javier Aguirre, durante el partido.LUIS SEVILLANO

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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