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Reportaje:18ª jornada de Liga

"Lo peor sería meterse en una ola de pesimismo"

"Tenemos fuerza mental y carácter para salir a flote", proclama Aguirre

Eleonora Giovio

Llega un momento en que el discurso de Javier Aguirre cansa: por repetitivo, por artificial e incluso por demasiado sincero. Tanto que a veces una se pregunta si todo lo que dice se le está pasando de verdad por la cabeza o si simplemente tiene que cumplir un papel. El técnico del Atlético reflexiona sobre los problemas de su equipo y los fallos en los que incurre, pero nunca da una solución -al menos, no la da públicamente- sobre lo que hay que hacer realmente para que los suyos dejen de dar una imagen tan apática sobre el césped.

"Siempre dije que lo difícil era mantenerse [en los puestos de arriba, los que clasifican para la Liga de Campeones]. No nos estamos manteniendo y esto es preocupante", fue una de las reflexiones de Aguirre. ¿Y la solución? "He pedido al vestuario que esté tranquilo, pero consciente de lo que se está haciendo mal, y que recupere el ritmo lo antes posible. No hay tiempo para entregarnos a los lamentos".

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El discurso del mexicano tiene cierta lógica, pero es como si no consiguiera ponerlo en práctica. Igual no se cree nada de lo que dice, pero, aun así, resulta bastante creíble. O, al menos, lo suficiente para que Enrique Cerezo, el presidente del club rojiblanco, asegure que su puesto no corre peligro.

Lo creíble del discurso de Aguirre tiene mucho que ver también con que siempre da la cara y de una forma mucho más educada de los que se pasean por la grada del Frente Atlético, que ayer la tomaron con Iraizoz.

Hay una cosa, sin embargo, que Aguirre ha cambiado en su discurso habitual en la sala de prensa del estadio Calderón. Siempre ha aceptado todo -"la gente tiene todo el derecho a estar cabreada e insultarnos"-; siempre encuentra alguna explicación a la mala imagen de su equipo -"el gol del empate nos dejó tocados y la segunda parte fue un auténtico desorden en el que el conjunto fue víctima de sus propios errores, de sus propios nervios y de las prisas"-; siempre dice sentirse respaldado por sus jugadores -"no he tenido ningún roce con la plantilla; puede que los que no jueguen mucho estén cabreados, pero eso incluso me parece bueno"-; siempre dice sentirse respaldado también por el club -"Enrique [Cerezo] ha bajado al vestuario, nos ha animado a seguir y no he notado ningún síntoma de que quiera hablar a solas conmigo"-; siempre se muestra optimista -"lo peor que podemos hacer es meternos en esta ola de pesimismo, tenemos ganas y capacidad, no está todo perdido"-.

Pero ayer, por primera vez, decidió enviar algún que otro mensaje a la directiva y la presidencia. Aguirre asume aparentemente sus responsabilidades -"de las tres derrotas sufridas en enero hay muy pocas cosas rescatables; mi obligación, me pagan por eso, es ocuparme de detectar en qué estamos fallando y buscar soluciones", explicó-, pero se desvincula.

Es la impresión que dio anoche cuando irrumpió en la sala de prensa y empezó un monólogo interrumpido solo tres veces con tres preguntas en más de 15 minutos de comparecencia.

"No hemos dado una buena imagen, es cierto, pero sólo en la segunda parte. Somos los mismos de diciembre, somos los mismos de la Champions, y ahora, con tres derrotas, la gente duda", se quejó Aguirre.

A los pocos minutos mandó otro mensaje dando a entender que la mala imagen del equipo es algo endémico, que no depende de quien esté sentado en el banquillo. "Tenemos fuerza mental y carácter para salir a flote. No es la primera vez que pasa esto. Ha pasado ya conmigo y sin mí", dijo.

"En los últimos siete años, el equipo ha ido creciendo y escalando posiciones. Esto no es ficticio. El proyecto global es positivo...", concluyó reivindicando su trabajo.

Cerezo le mantuvo la temporada pasada por haber clasificado al equipo para la Liga de Campeones.

Forlán, junto a Agüero, se dispone a poner el balón en juego.
Forlán, junto a Agüero, se dispone a poner el balón en juego.L. SEVILLANO

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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