Talento organizado y esfuerzo
Lotina reinventa al Depor con retales de otros equipos
Augusto César Lendoiro tiene merecida fama de ser paciente con los técnicos, pero hace ahora un año llegó a un punto de no retorno con Miguel Ángel Lotina. Con el equipo penúltimo y a cinco puntos de la salvación, una victoria en Riazor ante el Valladolid evitó que el presidente del Deportivo destituyera a su cuarto entrenador en veinte años. De manera inopinada el equipo emergió y entró en Europa vía Intertoto. Hoy está vivo en las tres competiciones. En la Liga ha sumado 18 de los últimos 24 puntos y la victoria del domingo en Getafe le ha colocado en el pelotón de perseguidores del Barcelona, por delante del Villarreal y casi a la par de Madrid, Atlético, Sevilla o Valencia.
Lendoiro habla de la "tercera lección al fútbol" tras las etapas de Arsenio e Irureta
La situación hubiera sido normal hace cuatro años, pero desde entonces el Depor ha cambiado. En 2004 la entidad manejaba un presupuesto superior a los 86 millones de euros. El actual apenas pasa de los 59. Desde los despachos, Lendoiro clama ante la falta de ayudas públicas y privadas, pero, con todo, no ha tenido reparo en bautizar la nueva y austera andadura del club como "la tercera lección al fútbol español". Sostiene que tras las epopeyas del Súper Depor de Arsenio y el bloque campeón de Irureta que hizo historia en Europa, volverá a sorprender con un conjunto edificado con jóvenes hambrientos de gloria. Y ahí está Lotina, manejando al personal. "Hemos encontrado un equilibrio muy interesante entre el talento, la actitud y el convencimiento de que es preciso luchar", asegura. "Tenemos gente joven que quiere ser importante", alerta el técnico. Sin embargo, a Aranzubia no le bastó con tener ganas para asentarse en la meta del Athletic. A Filipe el Madrid le dio la carta de libertad. Lafita y Ze Castro no encontraron sitio en Zaragoza y Atlético y llegaron cedidos a Riazor. Cristian y Verdú fueron descartados por el Barça tras bajar con el filial a Tercera. Y, en fin, Mista llegó este verano a A Coruña tras varias temporadas de ostracismo.
Con lo que otros consideraban retales, Lotina se ha vestido de alta costura. En verano se quedó sin Coloccini y Xisco, artífices de la remontada de la segunda vuelta de la Liga pasada. Y el sueco Wilhemsson, también clave, se fue porque Lendoiro no quiere ni oír hablar de pagar minutas que frisen el millón de euros. Pero el equipo respondió. "Entramos en la UEFA tras ganar en Split en un ambiente muy hostil y luego contra el Brann noruego remontamos con uno menos y ganamos en los penaltis con cierta épica. Tuvimos fortuna en momentos puntuales y los chicos adquirieron confianza", reconoce el estratega vasco, que habla de ética de trabajo, de "talento organizado y esfuerzo". Con los mismos goles que lleva marcados el Numancia tiene al equipo a dos puntos de puestos de Champions: el Depor es sexto con 30 puntos.
Con todo, resulta complicado hablar de proyecto. La tercera lección de Lendoiro palidece ante la chequera ajena. La idea era crecer con futbolistas jóvenes, pero dos de los que destacaron como Arbeloa y Arizmendi, se fueron a Liverpool y Valencia antes de que llegara Lotina. "He caído en el Depor de ahora y no en el de hace unos años", se resigna el preparador, preocupado porque pilares como Manuel Pablo, Sergio, Verdú o De Guzmán estén a menos de seis meses de finalizar su contrato. "De lo que estoy seguro es de que no vamos a malvender", advierte Lotina, que da por hecho que el Zaragoza va a ejercer la opción de recompra por Lafita.
Esta noche (21.00, La Sexta) el Depor tiene una cita contra el Sevilla. Toca Copa y Lotina alineará un equipo con futbolistas que apenas tienen opciones en la Liga. Y espera una buena respuesta. "Están ilusionados. Dar oportunidades a la gente en Copa o en la UEFA es respetar su trabajo", sostiene el técnico, que redefine el concepto futbolístico de rotación: "Existe un condicionante físico, pero sobre todo uno mental que aconseja estos cambios. Así todo el mundo siente que tiene opciones". Al menos a Lotina le sobra. Él también tiene que negociar su continuidad, pero no teme que le desmantelen el combo que ha armado. "Sería volver a empezar, pero no tengo miedo a los proyectos si los objetivos, aunque sean pequeños, son claros".
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