Peñíscola ahoga sus risas
El Festival de Cine de Comedia desaparece tras una andadura de 20 años
El Patronato Municipal de Turismo de Peñíscola decidió hace unas semanas suprimir el Festival Internacional de Cine de Comedia, que el pasado junio alcanzó su 20ª edición. Con esa decisión, se pone fin a una andadura de dos decenios en los que Peñíscola se inundaba de risas a finales de la primavera, en un certamen que ha sufrido diversos avatares a lo largo de su historia.
Todo comenzó en 1989, cuando José María Alonso y José María Ganzenmüller, dos personas relacionadas con el teatro en la vecina Benicarló, idearon un certamen que recogiera lo mejor del cine de comedia español cada año. La ayuda de Luis García Berlanga, unido a Peñíscola desde el rodaje de Calabuch, y la condición de plató cinematográfico de la localidad hicieron del festival, desde su modestia, un referente para el cine español y un escaparate del cine internacional. Sus 13 primeras ediciones, gobernadas por Alonso y Ganzenmüller, proyectaron la ciudad en el mundo y lograron que, por ejemplo, un actor como Charlton Heston se reencontrara con el lugar en el que rodó El Cid.
La exigencia de traer una estrella internacional acaba con el certamen
Desde que, en 2001, el Patronato de Turismo decidió no renovar como directores a Alonso y Ganzenmüller, el festival navegó a la deriva. En 2002 asumió la organización el francés Patrick Vivancos, que solo permaneció un año. Al año siguiente, el Patronato encargó el festival a la empresa madrileña HTTV Media, que nombró director al periodista Borja Crespo, quien durante tres años intentó recuperar el viejo espíritu festivo del evento, potenciando la programación cinematográfica, implicando a los habitantes de Peñíscola por medio de actividades en la calle y convirtiendo la tradición de llevar al certamen a una estrella internacional en un acto de reivindicación de sus intenciones contraculturales. En el trienio que vivió al frente del festival, Crespo adivinó algunas claves para entender su desaparición: "La exigencia de traer una estrella internacional a cualquier precio es algo ridículo, porque un festival tiene que llamar la atención por su programación y por sus actividades".
La diferencia de pareceres entre HTTV Media y Borja Crespo propició la salida del periodista de la dirección del certamen en 2005. La empresa madrileña recurrió entonces a otro periodista, el madrileño Antonio Trashorras, que diseñó una programación atractiva, aunque la mayoría de las películas se proyectó en formato Dvd, y tropezó de nuevo con la lacra de la estrella internacional. El anuncio de que Daryl Hannah asistiría al certamen, pese a que nadie había cerrado un acuerdo con la actriz americana, fue el golpe de gracia para la rescisión del contrato por parte del Patronato con HTTV. La empresa valenciana Proyecson, especializada en la provisión de equipos de producción, asumió el mando y nombró director al peñiscolano Juan Ignacio Carrasco, que intentó reflotar la vertiente cinematográfica del certamen a base de seriedad en las proyecciones. La apuesta tampoco satisfizo las exigencias del Patronato, que al año siguiente volvió a cambiar el equipo de dirección para adjudicarlo a Selva de Cristal, quien confió la dirección al actor gaditano Manuel Tallafé. La ausencia de una estrella internacional y la raquítica programación cinematográfica que exhibió la última edición certificaron la sentencia de muerte del certamen. Una sentencia que, según Rafael Suescun, director del Patronato, la causa el hecho de no haber cumplido los objetivos que persiguen con este tipo de inversiones, que es "la promoción turística del municipio y su conexión con el cliente final".
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