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Columna
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Doscientos

He escrito 200 artículos en esta columna. Son algo más de cuatro años acudiendo a esta cita semanal. De momento, sigo. Nadie me ha dicho lo contrario. Por tanto, esto no es una despedida. Se trata de un balance de fin de año, después de alcanzar esta doble centena. En definitiva, una simple excusa para poder dar las gracias.

Hay dos agradecimientos ineludibles para alguien que escribe desde Málaga. El saneamiento integral de la Costa del Sol y el Plan Especial del Puerto. Un periodista podría vivir de esta profesión en Málaga habiéndose especializado en el saneamiento integral y en el puerto. El día que se terminen estos dos proyectos, quiera el periodismo que eso no ocurra pronto, los articulistas no quedaremos sin una musa fija para cuando no sabemos de qué escribir. Hay otros agradecimientos ineludibles para quién escribe en Andalucía. La deuda histórica, la segunda modernización, el pleno empleo, el relevo de Chaves o las salidas de tono de los dirigentes del PP cuando vienen a Andalucía son también un chollo. Que me perdonen otros hechos esenciales, ya que una lista exhaustiva sería interminable.

El periodismo hubiera sido más difícil sin el localismo y la caspa. Sin la exigencia de un Museo Picasso en cada provincia andaluza y sin la reclamación de una estación de metro en cada barrio. También sin las inversiones por habitantes y sin las comparaciones con Sevilla. De qué nos lamentaríamos desde las provincias si no existiera Sevilla para podernos comparar.

Quiero dar las gracias al boom de la construcción, a los ladrones de paisajes, a los ladrillos, a las toneladas de cemento, a las viviendas sociales de nunca jamás, a las tómbolas de los pisos de protección oficial y a los PGOU. También a los alcaldes. En general a casi todos los alcaldes. Me he metido mucho con los alcaldes. Mis sinceras disculpas. Habré sido injusto a veces, aunque en la mayoría de los casos no. No me atrevo a felicitarlos, pero reconozco que no hubiera escrito muchos artículos sin ellos. Han sido determinantes en mis columnas. Un recuerdo para Jesús Gil, Juan Antonio Roca, Marisol Yagüe, Julián Muñoz, Isabel García Marcos y desgraciadamente para tantos y tantos otros. No estaría bien olvidarse de ellos ahora que atraviesan momentos tan delicados.

Un agradecimiento especial a la prensa rosa, por lo mucho que me ha enseñado a no hacer. A las ruedas de prensa sin preguntas y a los políticos que miran el logotipo del micrófono del periodista antes de responder a sus preguntas. A los gabinetes de prensa y a los comunicados, tan útiles para no tener que pensar. Al periodismo de mármol, ese que no se inmuta por nada y ante nada. Gracias también al niño que mordió al perro, ya que de vez en cuando aparece una noticia distinta. Y gracias a Diego. A ese que dice donde dije digo digo Diego. A las hemerotecas, donde uno encuentra todas las cosas que se dijeron antes de decir Diego. El mejor aliado de un periodista, además de sus fuentes, son las hemerotecas.

Gracias al PSOE por sus promesas electorales en Andalucía, algunas de ellas irresistibles para cualquier articulista. Y al PP por seguir presentando a Javier Arenas, ya que sus victorias perdiendo cada cuatro años son también irresistibles. Los periodistas echamos de menos al PA y también a Izquierda Unida, las crisis políticas son menos crisis sin ellos.

Y gracias, sobre todo, al pensamiento único. Al estar conmigo o contra mí. No se pueden imaginar el juego que da a un periodista que los políticos no defiendan ideas sino que aporreen con consignas. Mi más sinceras gracias al sectarismo. A las distintas varas de medir. Y al sol, pero sólo al sol que más calienta. Y unas gracias finales para mis circunstancias. Si uno es uno y sus circunstancias, tengo que admitir que para realizar estas doscientas columnas las he tenido, muchas veces, muy favorables.

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