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Columna
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Las navidades de Santa

Hay demasiada gente que trabajará menos el año que viene que los Reyes Magos, que lo hacen tan sólo un día al año y encima es de mentira. No tiene gracia, es un drama. El siglo XXI ha empezado con una gran derrota, la del sistema económico. Ha bastado con un puñado de sinvergüenzas sin escrúpulos para poner el mundo patas arriba. Da igual si había o no controles suficientes. Lo importante es que no hubo ninguno frente a la falta de moral. Tampoco frente a la avaricia, que ha roto todos los sacos. Se preocupan de las víctimas de las gigantescas estafas cometidas por fondos de inversión. Del desplome de bancos y aseguradoras. Dicen que son multitud los afectados y que se han esfumado miles de millones de euros. Es mentira, son cuatro o quizás 4.000 o quizás 40.000 gatos los estafados, pero siguen siendo una minucia si lo comparamos con la inmensidad de las víctimas del paro, un sangrante cuentagotas que en estos días de Navidad está llenando las calles de las ciudades de paseantes sin bolsas de regalos.

Éstas son las Navidades de Santa, pero no de ese que se apellida Claus. Santa es el personaje que interpretó Javier Bardem en una película de Fernando León de Aranoa llamada Los lunes al sol. En ella, Santa mira una mancha de humedad en el techo de su habitación que tiene forma de Australia y habla con Lino, parado como él, sobre las antípodas. "¿Tu sabes por qué se llama las antípodas? Porque significa lo contrario. Antí-podas, lo contrario. Allí hay curro, aquí no. Allí follas, aquí no. Eso son las antípodas". Pero Australia no es Paris, y no nos quedará siempre. Las antípodas también se han globalizado con la crisis.

El desempleo está llenando las casas de familias que no llegan a principios de mes y los deseos más reclamados en estas navidades son dos. El primero, no perder el trabajo. El segundo, lograr uno después de haber perdido el que se tenía. ¿Tú sabes lo que dijo Newton? pregunta Santa en la película: "Dijo que las cosas caen por su propio peso. Que parece fácil de decir, pero de fácil nada. Que había que estar ahí y decirlo. Newton llegó y lo dijo. Con dos cojones, lo dijo". E insiste: "Las cosas caen por su propio peso y si no las sujetamos -fíjate bien lo que te voy a decir ahora Lino- si no las sujetamos entre todos, se van a caer tan abajo que luego ya no va a haber quien las levante otra vez. Cuanto más abajo están las cosas más cuesta levantarlas, porque pesan más. Eso lo dijo Newton también".

Va a resultar difícil levantar esto. Las cosas están cada día más abajo y no han caído precisamente sólo por su propio peso. Los que nunca sospecharon nada de lo que está ocurriendo ahora dicen que el año que viene viviremos más peligrosamente que éste. Y esta vez parece que van a acertar. En 2009, los únicos andamios que pisarán muchos trabajadores serán los de la esperanza de encontrar un empleo. Y lo peor de todo es que correrán el riesgo de caerse, ya que no hay anclajes que resistan la angustia por la falta de trabajo. Dicen que hablar tanto de la crisis inyecta pesimismo. Pero más pesimismo inyectan las listas del paro, que es el único dato económico que no para de crecer y del que se habla menos.

Aquí la única industria que hay segura para el año que viene es la que produce sol. Andalucía es un gran productor de sol. Y el año, un imparable productor de lunes. Si las anunciadas medidas para frenar esta escabechina no empiezan a funcionar pronto, en 2009 se precisará sol para que un millón de personas lo puedan tomar los lunes. Y eso es demasiado sol. Dice Santa: "Toma compañero, coge de ahí de ese lado, y tú también Lino. Vamos a coger esto bien entre todos. Llama a José, y que venga a sujetar su parte. Porque si se cae -fíjate bien lo que te voy a decir- si se cae, estamos jodidos". Que nos expliquen qué parte está cogiendo cada uno.

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