La Vuelta ofrece un 'tour de force'
La ronda sale en 2009 del circuito holandés de Assen y se saltará Pirineos y Picos de Europa
Cuando Víctor Cordero comenzó en esto del ciclismo como gerente del Fosforera, allá por 1980, cuando guardias civiles de negro tricornio y oscuras gafas vigilaban las cunetas, ni el hotel más turístico de la costa se arriesgaba a alojar corredores durante las carreras. Temían que les dejaran sin sábanas ni toallas. Ayer, cuando se despidió después de 14 años al frente de la Vuelta, lo hizo bajo la cúpula ornada del hotel más lujoso de Madrid, sobre una alfombra en la que se hundían los zapatos. Lo hizo bajo una salva de aplausos, con la Vuelta bien casada con el Tour y preparada para sobrevivir a la crisis de patrocinadores que asola al deporte y después de dejar sobre la mesa en manos de su sucesor, Javier Guillén, el espectacular y casi revolucionario recorrido de la próxima ronda española.
Entre los que más aplaudieron, los cuatro magníficos del ciclismo español, símbolo de esplendor deportivo: Carlos Sastre (Tour 2008), Alberto Contador (Tour 07, Giro y Vuelta 08), Samuel Sánchez (campeón olímpico) y Alejandro Valverde (Lieja 2006 y 2008).
Para ellos, sobre todo para Samuel y Valverde, los únicos que confirmaron al 100% su presencia en la catedral del motociclismo, el circuito holandés de Assen, donde un prólogo de 4,5 kilómetros inaugurará la Vuelta el 29 de agosto, un recorrido muy español, es decir, con mucha montaña pese a saltarse los Picos de Europa y los Pirineos, las cadenas más tradicionales. Y tan jugoso les pareció el trazado a Contador y Sastre, tan apetitosos los cinco finales en alto (Xorret del Catí, Aitana, Velefique, Sierra Nevada y La Pandera) y tan comedidas las contrarreloj (30 kilómetros en Valencia y 26 en Toledo) que hasta los aspectos más criticables (el largo traslado aéreo desde Lieja hasta Reus tras la cuarta etapa) o más temibles para sus características técnicas (la etapa de Lieja, con el paso por el Cauberg y el Mont Teux, dos repechos que forman parte de las clásicas ardenesas), le parecieron menores. Y ambos, con los ojos brillantes, hasta dejaron abierta la puerta a su participación, una especie de revancha, segunda vuelta, tras el previsible duelo que vivirán en julio en las carreteras del Tour. Para Sastre sería su tercera grande del año, ya que al frente de su nuevo equipo, el Cervélo, participará en mayo en el Giro de Italia (pero el abulense ya corrió las tres en 2006, aunque entonces, sus ambiciones en el Giro se limitaron al trabajo de ayuda a Ivan Basso y de preparación para el Tour); para Contador sería un año más un año de dos grandes, aunque más concentradas que en 2008.
Y para el ciclismo español, el deporte que ganó todo salvo el Mundial en 2008, sería la oportunidad única de repetir lo irrepetible. Y de gritarle el último hurra a Víctor Cordero, que se despide con un verdadero tour de force.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.