El goleador de última hora

Vicente Rodríguez, extremo izquierdo del Valencia, es un buen ejemplo de cómo una cualidad puede convertirse en un handicap. Su característica explosividad es también parte de sus problemas. Las lesiones lo han machacado en las últimas temporadas. Seguramente por ello le falta continuidad. Aún así, su efectividad es sobresaliente. En Liga promedia un gol cada 78,2 minutos. Esta campaña se ha especializado en marcar como suplente y en los minutos agónicos de los partidos. Su equipo se juega hoy el liderato de su grupo en la Copa de la UEFA frente al Saint Éttiene, francés.

La temporada de Vicente ha sido irregular. Lógico. "Por culpa de algunas molestias no ha podido tener continuidad en los entrenamientos", explica Miguel Villagrasa, preparador físico del Valencia, que espera recuperarlo "poco a poco para que regrese el Vicente de siempre".

El extremo del Valencia sólo ha jugado este curso dos partidos enteros

Su gran arma, la explosividad, le hace a la vez vulnerable a las lesiones

El valenciano, que ha jugado 14 partidos, sólo ha completado 90 minutos en dos ocasiones, frente al Copenhague en la UEFA, y frente al Racing en la Liga. Sólo ha marcado un gol como titular, uno de los cuatro que el Valencia endosó al Portugalete en la ida de los dieciseisavos de la Copa. Pero sus mejores partidos los ha jugado como suplente. Los cuatro goles marcados en Liga (tres de ellos en Mestalla) los realizó tras salir en el segundo tiempo. Los cuatro los marcó en los minutos 81 y 82 de juego. ¿Casualidad?

"No hemos analizado el porqué de su bajo rendimiento cuando es titular. Tenemos que quedarnos con lo bueno, con su buen rendimiento en las segundas partes", afirma Villagrasa. "Y tampoco es fácil meterse en el partido cuando uno sale en la segunda parte", advierte. Su tremenda explosividad le ayuda.

Si bien esas características tan específicas -su velocidad, su potencia y la intensidad de su juego- le hacen también más vulnerable a las lesiones, su explosividad "aporta un plus de peligrosidad", asegura Villagrasa. Las lesiones y las molestias musculares lo han martirizado tanto como las dudas en torno a esas molestias. Como ya le ocurrió el curso pasado, también este año se creyeron exageradas sus quejas. Hasta protagonizó una bronca con Emery a cuenta de su dolor. El técnico le exigía un mayor esfuerzo en el entrenamiento.

Superado el desencuentro ("deben existir, un jugador quiere jugar siempre", le excusa el preparador físico), el futbolista encuentra consuelo en el gol. Como el sábado ante el Espanyol (2-1). Vicente dio el triunfo a su equipo. Y explotó, tras el encuentro, cargado de razones: "Parece que no me puedo lesionar nunca", se molestó.

Villagrasa desmiente su debilidad. No tiene miedo a volver a lesionarse, asegura, pese a la etiqueta que le ha perseguido últimamente. "Es muy fuerte mental y físicamente", afirma. El jugador de Benicalap, con sus cuatro goles en Liga, iguala ya sus registros de la temporada 2006-2007 y trata de olvidarse, como la mayoría de sus compañeros, de la campaña pasada. No hizo ni un gol en los 17 encuentros que disputó. Y Mata empezó a hacerse un hueco que hoy pocos le discuten. El joven burgalés, que lo ha jugado todo en Liga, suma seis goles y seis asistencias de gol (por ninguna de Vicente). Aunque la suerte del valenciano está cambiando.

"Yo lo veo fuerte. El domingo se vio reforzado con el gol. Ve que el trabajo está dando sus frutos. El entrenador y el cuerpo técnico no pueden más que ayudarlo para que vuelva a ser el mismo", dice Villagrasa.