Incendian la casa familiar del sospechoso del crimen de Bujalance

Miedo en Bujalance (Córdoba) a que se inicie una espiral de venganzas tras el incendio de la vivienda de la familia de Rafael Hidalgo Castro, que ardió la madrugada del sábado en el pueblo, en su humilde y conflictiva barriada de Santiago. Al parecer, unos desconocidos arrojaron esa noche un artefacto incendiario en su interior, afectando sobre todo al salón de la vivienda, según avanzó ayer el diario Córdoba. En la casa no había nadie.

Hidalgo Castro, conocido como Rafi, de 29 años, permanece en prisión desde el 1 de diciembre acusado de disparar a José Reyes, gitano de 51 años, el 9 de noviembre. La juez le imputa en esta causa los delitos de asesinato, tenencia ilícita de armas y atentado contra la autoridad. La Guardia Civil ya tiene abierta una investigación por el incendio de la casa.

La vivienda estaba vacía, porque la familia abandonó hace días el pueblo

Mientras, José Reyes, hijo del fallecido, ha pedido calma: "No nos hacen ningún favor en nuestra lucha por hacer justicia con el asesinato de mi padre". Y es que cuando Rafi, que es payo, fue detenido en Andújar, llevaba casi tres años huido de la cárcel después de que, en febrero de 2006, no regresase de un permiso de ocho horas concedido para ver a su madre enferma, lo que ha indignado a la familia de Reyes.

Desde 2006, según la Guardia Civil, el sospechoso de matar a Reyes habría cometido otros 25 delitos. Por todo ello, su familia lleva desde entonces pidiendo responsabilidades al delegado del Gobierno, Jesús María Ruiz, y al alcalde de Bujalance, Rafael Cañete, entre otros.

La mayoría de los allegados de Hidalgo Castro en Bujalance decidió al poco de producirse el luctuoso suceso, abandonar el municipio y poner tierra de por medio, ante el temor a posibles represalias. Hasta el suceso del sábado, nada parecido a una venganza había ocurrido. En las concentraciones que los familiares de José Reyes han convocado, respaldados por la organización Federación de Asociaciones Cristianas Culturales de Andalucía (una entidad de carácter evangélico), reclamando responsabilidades por el crimen, siempre han ido acompañados de llamamientos a la calma. "No queremos venganza ninguna, si la hubiéramos querido, ya habría pasado", explicaba ayer el hijo de José Reyes.

Desde el primer instante en que se tuvo noticia de la muerte de José Reyes, el pueblo vivió bajo una especial vigilancia de los cuerpos y fuerzas de seguridad, en previsión de posibles altercados. La barriada de Santiago, donde residían las familias del presunto asesino y de su víctima, es una de las zonas más humildes, pero al mismo tiempo problemáticas de Bujalance, donde viven juntas familias payas y gitanas. Sobre el pueblo sobrevuela el miedo a que la violencia se extienda y se agudice. El primer edil del municipio, Rafael Cañete, afirmó al diario Córdoba: "Si entramos en la dinámica de la violencia, no se solucionará nada". El alcalde dijo que el suceso es un hecho "condenable totalmente", ya que la familia de Rafi "no ha hecho nada, y con la ley del Talión o la venganza no se va a ningún sitio, no es la solución para nada". Remarcó que está por "la defensa de los derechos de los ciudadanos, sobre todo si no han cometido ningún delito".