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La compra de las autopistas gallegas deja en el aire 400 millones de inversión

Sacyr vende Itínere a Citigroup, pero se queda con la autovía del Barbanza

La promesa electoral del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, lanzada el pasado 28 de febrero en un mitin en A Coruña, queda en el aire tras la venta por Sacyr de su empresa de autopistas a la división inmobiliaria de Citigroup. El presidente del Gobierno anunció para 2012 la duplicación de los carriles en las proximidades de las cinco ciudades por las que transcurre la autopista y el ensanchamiento del puente de Rande. La venta provoca otras incertidumbres.

Los 294 kilómetros que integran la red de autopistas gallegas, con la AP-9 como arteria principal, serán gestionados por un fondo de inversión del banco norteamericano Citigroup. En una operación a tres bandas que incluye a catalana Abertis (sociedad de la Caixa), Sacyr Vallehermoso firmó el pasado fin de semana la venta de su filial Itínere a Citi Infraestructure Partners.

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Encrucijada de Audasa

El acuerdo da al grupo estadounidense el control de Autopistas del Atlántico (Audasa) y las sociedades que controlan la AG-55 que une A Coruña y Carballo, la AG-47 entre Puxeiros y Val Miñor y una participaciónn en la AP-53 entre Santiago y el Alto de Santo Domingo. La venta se produce cuando el grupo constructor presidido por Luis del Rivero negociaba con el Ministerio de Fomento inversiones por importe de 400 millones.

Sacyr se desprende así de todas sus concesiones en Galicia, excepto de la de la Autovía del Barbanza, que se inaugurará en breve, en la que controla un 80% (el otro accionista es Caixa Galicia), en una operación que alivia su delicada salud financiera y le da un respiro en la polémica negociación de su participación del 20% en Repsol. El acuerdo, comunicado a la autoridad bursátil a primera hora de ayer, establece el pago por parte de Citi de 7.887 millones de euros por Itínere (2.874 millones de euros por los fondos propios y 5.013 millones de euros por la deuda neta asumida) que se materializarán a través de una oferta pública de adquisición por el 100% de la filial de Sacyr.

Pero Citigroup no se quedará con Itínere en su totalidad. Pactado está ya el traspaso de determinados activos a Abertis, una de las compañías que inicialmente pujaron por la totalidad de la filial de concesiones de Sacyr y que finalmente pagará 621 millones de euros por concesiones en España y América Latina. Ninguna de ellas estará en Galicia. Citigroup, que opera como una sociedad de inversión especializada y se nutre de fondos de pensiones gestionados por el banco norteamericano, se hace con el control del 100% de filiales como Autoestradas de Galicia (A Coruña-Carballo y Puxeiros-Val Miñor) y del 18,3% de la Autopista Central Gallega, que enlaza Santiago con el Alto de Santodomingo. Estas dos concesiones finalizan, respectivamente, en 2045 y 2074.

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Para gestionar la Autovía del Barbanza, adjudicada por la Xunta por el método de peaje en sombra, Sacyr crea una filial de concesiones, que aglutinará también otros activos que la compañía define como "no maduros". Su concesión finaliza en 2036. Por su parte, Audasa, la filial más rentable en los últimos años y considerada una joya dentro de la compañía, cuenta con una prórroga en su adjudicación hasta 2048.

Sacyr aseguró que "el cambio de titularidad de las acciones no supondrá ninguna variación en la política tarifaria de las vías de peaje, ya que ésta depende del Ministerio de Fomento y de la Xunta de Galicia, respectivamente, ni en los plazos de construcción en el caso de la Autovía del Barbanza, que se mantiene dentro del grupo". Citi, que en su comunicado a la CNMV ha condicionado la OPA por el 100% de Itínere a la aprobación de la operación por parte de las autoridades de competencia, advierte que de no cumplirse todas las condiciones acordadas en el contrato (venta de activos a Abertir y la italiana Atlanta) quedará exenta de formular la oferta.

Itínere tiene en Galicia unos 500 empleados, en su mayoría repartidos entre Audasa (300) y Autoestradas de Galicia (100). Desde su privatización, a la que acudió en un consorcio con Caixa Galicia y Caixanova, la concesionaria de la AP-9 ha tenido beneficios. Durante el primer semestre, los ingresos por peaje aumentaron un 4,2 %, y alcanzaron los 74,8 millones de euros.

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