Contradicciones nucleares
La detección de plomo en la central de Ascó I refleja incoherencias entre la dirección del CSN, sus inspectores y los directivos de la planta
La nuclear de Ascó I (Ribera d'Ebre) ha detectado plomo en las partículas radiactivas que emitió en noviembre de 2007. Es el único punto de acuerdo sobre un hallazgo que ha revelado, al menos, tres contradicciones entre los implicados: la dirección del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), máxima autoridad en control atómico; sus propios inspectores, y los técnicos de la nuclear, propiedad del grupo Endesa. Sobre el mismo incidente, cada una de las partes realiza interpretaciones que no cuadran entre sí. Hay tres preguntas que todavía quedan en el aire. Primera: el plomo, ¿es o no un elemento de corrosión? Segunda: ¿merece o no este descubrimiento una investigación en profundidad? Y tercera: el plomo hallado en las partículas radiactivas, ¿procedía del interior de la central o del exterior?
Ascó acordó con el CSN que investigaría el orígen del plomo. No hizo nada
Técnicos del CSN y de Ascó coinciden. El CSN tacha a los suyos de "no especialistas"
La primera noticia sobre la presencia de plomo en las partículas de Ascó data del pasado 7 de julio y se refiere únicamente a las muestras recogidas en el exterior. El laboratorio del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) lo comunica a la nuclear, que a su vez lo transmite a los inspectores del CSN. Así lo recoge el acta de inspección de la central que elabora el propio consejo y el expediente que Ascó aber sobre el incidente, al que tienen acceso en el CSN. Toda la documentación es compartida.
Una vez detectado el plomo, el consejo y la dirección de Ascó acuerdan que deben precisar el origen de este metal ya que su presencia puede implicar mayores riesgos. "Ascó va a investigar la procedencia del plomo, ya que es un precursor de corrosión", recogen los inspectores el 10 de julio. Una suposición errónea, según figura en una nota del CSN redactada meses después: la posibilidad de que el plomo propicie corrosiones "carece de fundamento y rigor científico". El propio CSN cuestiona su afirmación en la misma nota, pues a continuación añade: "El plomo tiene poca significación como agente corrosivo". Y en otro párrafo puede leerse: "Algunos autores señalan, no obstante, que la presencia de plomo puede acelerar el fenómeno de corrosión". Primer dilema: ¿el plomo es o no corrosivo?
Sobre su procedencia, los técnicos de Ascó escriben el día 11 de julio: "Los elementos metálicos podrían proceder del circuito primario [en contacto con el reactor] por la emisión de partículas". Es decir, una suposición. Y añaden: "No se han realizado acciones inmediatas". O sea, ¿se va a proceder a investigar o no su origen? Segundo dilema.
La dirección del consejo no se da por aludida y confía en un mal menor: los resultados son provisionales, el plomo no procede del interior de la central y, además, Ascó está investigando su origen.
Pero en el mes de septiembre llega una nueva tanda de análisis provisionales. No hay novedad: sigue detectándose plomo. Los técnicos de Ascó detallan en el registro: "En cambio, las muestras procedentes de los conductos de ventilación no presentan plomo", lo que les convence de que éste debe proceder de restos que floten en el aire y haberse adherido a las partículas una vez expulsadas al exterior. Todo, recoge el registro de la central, son suposiciones. Pero bastan para zanjar la investigación con un único argumento: "Debido a los resultados disponibles hasta el momento, se puede descartar que el origen del plomo procede de la emisión [de partículas]. En consecuencia, no se propone ninguna acción".
La tesis se sostiene y da un respiro a una nuclear largamente cuestionada desde aquella fuga radiactiva. El laboratorio químico y radioquímico de Ascó anota en el registro: "La no presencia de plomo es tranquilizadora, porque es uno de los elementos que está relacionado con la corrosión".
El CIEMAT también tiene expertos en radioquímica: los cita meses después la presidenta del CSN, Carmen Martínez Ten, para argumentar que la presencia de plomo no implica problema alguno. Quienes al parecer no son expertos en este campo son los propios técnicos del CSN. "El inspector que hace el acta de inspección no es un especialista, por ejemplo, en radioquímica", razona Ten para justificar el supuesto error de sus inspectores: haber asociado en el acta de inspección el plomo al riesgo de corrosiones.
En una fecha sin precisar, las conclusiones de Ascó se vienen abajo: el 13 de noviembre la nuclear comunica al CSN que en una de las muestras del interior de la central se ha detectado plomo. La proporción es menor que la hallada en las partículas procedentes del exterior: una ratio de 0,16 partículas contaminadas por muestras analizadas frente a una de 0,32. Pero la central ya no puede garantizar que el plomo hallado en las partículas del exterior no proceda, a su vez, del interior de la central. La dirección del CSN sostiene que no pasa nada. En todo caso, dice, la nuclear "está investigando el origen del plomo para adoptar las medidas necesarias". Tercer dilema: ¿el plomo procede del interior o del exterior de la central?
El CSN ignora, al parecer, que Ascó nunca inició una investigación seria sobre el asunto. El laboratorio de la nuclear, por su parte, no reescribe que la detección de plomo en el interior de la central pasa a ser inquietante. Tampoco tendría dónde hacerlo: Ascó archivó y dio por solventado el caso el 7 de noviembre, seis días antes de haber notificado el hallazgo que se llevaba por delante toda su argumentación. Ascó mantiene el episodio cerrado y, al menos hasta ayer, sin incorporar este último dato.
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