La familia tradicional retrocede ante otras uniones y la soltería
El modelo tradicional de familia, compuesta por el padre, la madre y los hijos, está perdiendo peso en Euskadi frente a las unipersonales y las parejas sin hijos. Por primera vez, la suma de ambas ha superado a las primeras, según el último estudio del Eustat, dado a conocer ayer. La baja tasa de la fecundidad y el incremento de la esperanza de vida son las causas de que desde 1986 las familias de personas solas se hayan multiplicado por tres y las parejas sin hijos por dos.
El director general del Eustat, Josu Iradi, explicó que la familia tradicional representaba en 2006 el 41% del total, cuando hace 20 años suponía el 63%. Las unipersonales representan el 21%; las parejas sin hijos, otro 21%; las monoparentales (un padre o madre con hijos), el 9%, y el resto se divide entre personas que viven juntas sin lazos familiares o familias de dos o más núcleos.
El descenso de las familias tradicionales con hijos hubiese sido aún mayor si no huieran aumentado los años que éstos viven con sus padres. Los jóvenes se independizan ahora a los 29 años por término medio, mientras que hace dos décadas abandonaban el hogar paterno con 24,6.
La evolución de la estructura familiar ha supuesto también el incremento de las personas que se quedan solteras, que suponen el 40%, cuando hace 30 años se casaba prácticamente el 100% de la población. Del mismo modo, la edad media del primer matrimonio ha llegado a edades muy avanzadas: 33,8 en los hombres y 30,8 años en las mujeres, prácticamente siete años más en ambos casos.
Relevo generacional
El informe demográfico revela igualmente una falta de reemplazo generacional por la "drástica disminución" de los terceros y posteriores hijos. La tasa de natalidad se encuentra en un promedio de 1,2 hijos, cuando se necesitaría 2,1 hijos para garantizar el relevo generacional.
En cuanto a la esperanza de vida, tanto los hombres como las mujeres han experimentado un aumento constante en la comunidad autónoma a lo largo de estos 30 últimos años. En las mujeres se sitúa en los 84,3 años (7,4 años más) y en 77,2 años para los hombres (7,6 más).
Los tumores constituyen la principal amenaza para la esperanza de vida y, si se consiguieran eliminar totalmente, los hombres vivirían cuatro años más y las mujeres, tres años y medio más.
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