_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una aparición

Elvira Lindo

Encendí la tele sin esperanza y, de pronto, me encontré viendo El viaje a ninguna parte. Era en ese momento en que José Sacristán, la imagen misma de la desesperanza, les habla a los catetos de un pueblo del hambre de los cómicos. La maravilla de la escena es que siendo casi un monólogo teatral, en absoluto naturalista, consigue contarnos la verdad de una época.

Pudiera haber sido otra escena, qué importa. Cualquier momento te atrapa y te deja paralizado en el sillón, acongojado. Se me vino entonces la fecha a la cabeza. Ah, claro, 21 de noviembre. Un año sin Fernando. Las fechas son importantes. Mucho más de lo que yo pensaba cuando peleaba con ellas en el Bachillerato. Las fechas nos traen la visita, siempre perturbadora, de quienes se fueron. Son apariciones que siempre nos dejan un poco melancólicos, aunque con el tiempo vayamos aprendiendo que es mejor dejar que su presencia fluya, no evitarla.

El sábado por la noche, Fernando pasó caminando a paso lento varias veces delante de nosotros, que veíamos su película sentados en el sofá. Vista con el tiempo (22 años) la historia provoca dos penas diferentes: una, la de ese paisaje de miseria de nuestro pobre país en los años del hambre; otra, la nostalgia por aquellos actores nada glamurosos pero tan estrechamente identificados con esa gente de a pie que solían representar. Hablo de Fernán-Gómez, pero también de Agustín González o la Ponte (¿ha habido alguien mejor que ella?). Los cómicos se apropian hoy de esta historia de vagabundos como si fuera una especie de patrimonio familiar. Lógico, a todos nos gusta disfrutar de la épica de un sufrimiento que no conocimos. Pero yo entiendo que aquellos cómicos que viajaban a ninguna parte retratan algo más amplio, que se han convertido en el símbolo de un país, el nuestro, que fue más pobre que las ratas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_