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Crónica:Quinta jornada de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid se alivia otro poco

El equipo de Schuster cumple su objetivo ante un BATE muy limitado

José Sámano

La buena actitud, la aptitud de Guti y Sneijder y la parvularia anarquía del BATE clasificaron al Madrid para la siguiente ronda de la Champions. Un sedante para un equipo que vive tiempos de zozobra. En Minsk, se examinaba ante el clima y ante sí mismo. Al BATE no le alcanza ni siquiera para estar en la oposición, por muchas alertas que se hayan disparado en Chamartín en el último mes. Además, el grupo de Schuster le dejó sin predicado desde el primer suspiro. El cartel y la postal siberiana de la noche bielorrusa podían contener al Madrid, que, tras el resultado de San Petersburgo, sabía que un triunfo le ahorraría un tembleque ante el Zenit en la última jornada. Lo logró con esfuerzo, tesón y mando, lo que ya es meritorio para un equipo lleno de dudas que lleva un mes en el alambre. Por ahora, necesita el remedio de las victorias.

BATE BORISOV 0 - REAL MADRID 1

BATE Borisov: Veremko; Khagush, Kazantsev, Sosnovski, Yurevich; Volodko (Sivakov, m. 65), Likhtarovich (Skavysh, m. 70); Stasevich (Nekhaychik, m. 46), Bliznyuk, Kryvets; y Rodionov. No utilizados: Gutor; Mirchev, Ermakovich y Pecha.

Real Madrid: Casillas; Torres, S. Ramos, Pepe, Heinza; Guti (Van der Vaart, m. 79), Gago, Sneijder; Raúl (Javi García, m. 85), Saviola (Bueno, m. 88) y Drenthe. No utilizados: Dudek; Salgado, Marcelo y Metzelder.

Árbitro: T. Hauge (Noruega). Amonestó a Heinze, Sosnovski, Torres, Bliznyuk y Khagush.

Goles: 0-1. M. 7. Drenthe centra desde la izquierda y Raúl, embolsando el balón tras un fallo de los bielorrusos en el despeje, lo coloca ajustado de zurda a la escuadra.

15.000 espectadores en el estadio Dinamo.

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En Bielorrusia, el Madrid partió con una intensidad encomiable al compás de Guti y Sneijder; con los centrales, Ramos y Pepe, empujando a sus compañeros hacia la meta adversaria con la coronilla lejos de Casillas. Tan decidido salió, tan bien articulado por sus dos centrocampistas más brillantes, que, por una vez, Drenthe se llevó todos los primeros planos. Las dos primeras secuencias, para bien. Con la complacencia de un tal Khagush, el holandés, con todo el angular abierto, centró raso para Saviola, que remató mal. En la segunda intervención de Drenthe, el argentino estuvo mucho peor. De su patada al viento se benefició Raúl, que suma y sigue en la Copa de Europa.

El tanto dio otra pista positiva del Madrid. No retrocedió y pudo mantener su gobierno. Es lo que tiene alistar a dos centrales veloces y con la cintura a dieta. Futbolistas como Ramos y Pepe no temen citarse en un sprint con los delanteros contrarios. Nada que ver con Cannavaro o Heinze, que se protegen a sí mismos en el claustro de Casilllas, donde se les ven menos las costuras. Al contrario de lo que ya era costumbre, con Ramos y Pepe como escoltas y pese a los nudos de Heinze en el lateral izquierdo, al Madrid le han hecho una ocasión clara en los dos últimos partidos, la desaprovechada por Camuñas el pasado sábado con el Recre.

Con la defensa estirada se achica el campo y, sin espacios, el rival necesita mayor precisión -imposible para el BATE- e interiores más esculpidos para lo fino que lo grueso (Guti y Sneijder) se desgastan menos como barreneros. Raúl, de ancla con sus medios, dislocó un poco más a la zaga bielorrusa, puro fogueo. Es un equipo tan poca coral que ataca como quiere y se defiende como le da la gana. Sin Drenthe ni Saviola, la pujanza del Madrid se habría multiplicado. Las lesiones han desnudado a una plantilla ya desequilibrada en su origen.

Que la institución no hiciera los deberes en verano no ha alterado la pizarra de Schuster. El alemán no discute el sistema. Mantiene el 4-3-3. Es como le gusta vertebrar al equipo, tenga o no la peonada necesaria. Así, se suceden los extremos ortopédicos: Van der Vaart, Higuaín, Raúl, Drenthe, Saviola... A estos dos últimos les correspondieron las bandas en Minsk, por más que para el argentino sólo fuera un punto de partida hacia el área. Era el partido para Drenthe, más habituado a pisar la raya y enfrentado a un lateral de trapo. Su optimista arranque se desvaneció pronto. El holandés estuvo tan revoltoso como impreciso. No tiene tacto en el empeine y no es un regateador. Se le supone una etiqueta de velocista, lo que no pudo demostrar en una ventajista salida desde el círculo central. El defensa le puso el lazo. Drenthe tenía a un palmo, completamente solo, a Saviola. Pero tampoco tiene vista. Uno y otro percutieron una y otra vez ante Veremko. Todas sin tino. El Madrid, sin Van Nistelrooy, precisa rescatar una versión aceptable de Saviola, un fichaje de mucho vuelo en su día al que le ha llegado su turno. Hace años que perdió tarifa, mucho del desmedido caché con el que llegó a España fruto de las urgencias de Joan Gaspart en el Barça. No se revalorizó fuera del Camp Nou y su llegada a Chamartín resultó sorprendente. Salvo que lo hiciera como telonero, condición que, a tenor de su aire deprimido, quizá nunca haya querido interiorizar. En Minsk, su actuación tuvo más voltaje que las precedentes, pero sin acierto. Con sus carencias y el barbecho de Drenthe, el Madrid no pudo evitar cierta angustia hasta el final. Lo pudo remediar Raúl: su zurdazo lo desvió el meta al larguero. El equipo resistió el ímpetu del BATE y se alivió otro poco. Tiene muy difícil el primer puesto -debe ganar al Zenit y que el Juventus pierda con el Borisov-, pero en Bielorrusia superó otra etapa. Hoy, cualquier jornada resulta pirenaica para este Madrid, ya sea el Recre o el BATE. A la espera de remedios, si el club y Schuster los encuentran, al menos respira mejor.

Veremko no alcanza el remate de Raúl (a la izquierda) que supuso la victoria del Madrid.
Veremko no alcanza el remate de Raúl (a la izquierda) que supuso la victoria del Madrid.ASSOCIATED PRESS

Raúl alcanza a Inzaghi

Con su tanto ante el BATE, en el minuto siete del partido, Raúl, el máximo goleador de la Champions, se convirtió además en el pichichi histórico de todas la competiciones europeas. La distinción le correspondía hasta anoche en solitario a Inzaghi, autor de 64 goles con las camisetas del Parma, Juventus y Milan. El estreno goleador del capitán blanco esta temporada en la Liga de Campeones no sólo igualó el registro del ariete rossonero -el alemán Müller es tercero con 62 goles y el ucranio Shevchenko cuarto, con 61 aciertos-, sino que además incrementa a dos tantos la distancia sobre su compañero Van Nistelrooy en la lista de goleadores de la Champions de todos los tiempos (62 el madrileño por 60 del holandés).

Por otro lado, el Madrid confirmó que ha logrado un beneficio de 51 millones de euros durante el ejercicio 2007-08, 16 millones más que en el anterior. El club aseguró además que su presupuesto para el actual superará por primera vez los 400 millones de euros.

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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