El Dalai Lama abre la vía a una nueva relación con China
El líder espiritual tibetano reúne a los dirigentes en el exilio
El jefe espiritual y político de los tibetanos, el Dalai Lama, aseguró ayer que "nuevas opciones políticas con China" podrían ser consideradas en el futuro para su pueblo y admitió que la independencia total no es posible. El Dalai Lama hizo estas declaraciones después de que su liderazgo saliera fortalecido en una reunión con casi 600 dirigentes tibetanos en el exilio, que decidieron mantener el apoyo a su decisión de negociar con Pekín. Ratificó así su política de la "vía media", por la que estaría dispuesto a renunciar a la independencia a cambio de que China diera a los tibetanos autonomía en la República Popular.
El Dalai Lama hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa en Dharamsala, en el norte de India, sede del Gobierno tibetano en el exilio. El mismo líder espiritual de esta rama budista había convocado la reunión con los representantes tibetanos al considerar que su "vía media" no estaba funcionando y que la frustración estaba aumentando entre la comunidad tibetana.
Asegura que seguirá al frente de la causa de Tíbet tras cumplir 73 años
"Mi confianza en el Gobierno chino se está disolviendo, pero mi confianza en la gente china es fuerte", dijo y pidió a su pueblo un mes de tiempo para ver algunas respuestas. En su opinión, no puede responsabilizarse a la mayoría de chinos de a pie por la "represión brutal en Tíbet".
El Dalai Lama, de 73 años, dejó claro que está decidido a mantenerse al frente de la causa de su pueblo pese a los rumores sobre su retirada, que han aumentado tras haber sufrido una hospitalización a principios de este año. "Es mi responsabilidad moral hasta mi muerte trabajar para la causa tibetana", dijo.
El líder, exiliado desde 1959 en India tras el fracaso del levantamiento contra la ocupación China, repitió que la comunidad tibetana está en gran riesgo y que está próxima a una "sentencia de muerte", por lo que pidió "unión en la lucha".
Algunos de los líderes reunidos en Dharamsala durante seis días alertaron que si Pekín no responde a sus peticiones de "autonomía genuina", las protestas podrían empezar a ser más radicales, pero no dieron un límite de tiempo. Las voces que piden la independencia de China han aumentado en los últimos años, sobre todo entre los jóvenes, partidarios de protestas más violentas, boicoteos, más presión a países occidentales e incluso de sabotear las infraestructuras de China. Pero tras esta reunión, se confirmó que estas posturas radicales son la minoría y que darán una tregua a la "vía media".
"Seguimos deseando la independencia, pero por ahora tenemos que ir con la mayoría que apuesta por seguir negociando con China", aseguró por teléfono Tsewang Rinzin, presidente del radical Congreso de la Juventud tibetana, que Pekín considera una organización terrorista. Sin embargo, Rinzin, como muchos de los líderes, está seguro de que Pekín nunca va a negociar.
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