Rimas desde la trinchera
EN Israel no hay pistolas, hay fusiles de asalto y misiles. No hay luchas de bandas, hay guerras. Y una de las batallas se libra con rimas en hebreo y árabe. Aquí hablar de hip-hop remite a Subliminal (Kobi Shimoni). Sonido west coast, conciertos ante decenas de miles de personas y superventas. Un maestro de la palabra, de actitud calmada, don de gentes y aguerrido aspecto de rapero. Pero no hay nada de subliminal en él. Ensalza sin tapujos el patriotismo, la tradición y el servicio militar obligatorio de tres años. En los últimos años ha suavizado la forma y el mensaje con temas contra las drogas y la violencia callejera. Bendecido por el ex primer ministro Ariel Sharon, da charlas en institutos para inculcar amor a la patria. "El Holocausto no debe caer en el olvido. Piénsalo: seis millones de personas murieron mansamente, haciendo cola para ser ejecutados, sin sublevarse. ¡Seis millones! Eso no volverá a pasar. Queremos la paz, pero debemos estar preparados. Por eso nuestro ejército se llama Fuerza de Defensa Israelí (IDF). No es de ataque, sino defensivo. Muchos países de la región han jurado destruir Israel. Yo soy hijo de iraní y tunecino, sé cómo son. Por eso insisto: todo israelí es un soldado y todos debemos saber manejar armas", comenta mientras agarra con respeto su colgante de la estrella de David. "Esta estrella lo es todo para mí. No es sólo judaísmo, es que soy de Israel. Los judíos del resto del mundo son intelectuales, empresarios... Aquí somos guerreros".
Mientras el jefe expone sus principios, algunos de los artistas de TACT, su sello, como The Shadow, Shi 360, Sivan o Metro, deambulan por las oficinas y el soberbio estudio de grabación en una zona industrial a las afueras de Tel Aviv. Reina el buen rollo y la educación. Son una familia y siempre que pueden acompañan a Kobi en sus directos para el ejército. "Hacen un trabajo vital para este país. El conflicto con Hezbolá se podría haber acabado con dos bombazos. Tierra quemada en 15 kilómetros a la redonda. El problema es que la Torah dice: 'No matarás'. En cambio, ellos, si mueren matando judíos, son mártires y van al paraíso". Por declaraciones así le llaman fascista, aunque él se ve como un pacifista. "¿Crees que no nos interesa la paz? Pero una de verdad, no cuando lo que desean es aniquilarte".
Los pioneros, a mediados de los noventa, rimaban en inglés. Shabak Samech empezaron con el hebreo. "La palabra es una tradición para el pueblo judío. Salomón ya hizo rimas en el Cantar de los cantares", recalca Dan Piloni, ex componente de la banda y reconocido promotor y productor musical desde su sello Shabak Music.
Perro viejo, opina que la escena ha llegado a su cénit. "Ahora todos quieren ser raperos y se hace mucha mierda. ¿Subliminal? Por mucho que se empeñe, está lejos de la realidad. Viste como un americano, y hace sonido americano". Sonríe mientras da cuenta de un copioso desayuno en una terraza con vistas a la playa de Tel Aviv. "Con Shabak, cada vez que estrenábamos un nuevo tema pasaba algo. Una vez, porque mataron a Isaac Rabin; otra, por un atentado en el que murió la recepcionista del sello", dice, mientras señala la esquina donde un suicida palestino se inmoló. "Como promotor tuve que cancelar un concierto de Ziggy Marley a unos 15 kilómetros de la frontera con Líbano porque un misil destruyó la sala. Pero, aunque los problemas políticos son lo más visible, éste es un país de inmigrantes de todas las razas, desde rusos a etíopes, y la integración no es fácil aunque todos recen al mismo dios. Es el reto del Israel del siglo XXI. El hip-hop es un arma increíble para dar salida a la frustración. Mejor cantar tus problemas que coger un arma y ponerse a matar, ¿no?".
Integración y bienestar. Dos promesas de la aliyah (la ley del Retorno) que no siempre se ven cumplidas. "En este momento hay más pobres en Israel que en el pasado", apunta Sha'anan Streett, líder de Hadag Nahash. "Debería haber un debate público, pero es difícil cuando se prefiere invertir en armas".
Hadag Nahash llevan desde 1996 cosechando éxitos y cantando letras que chirrían entre los sectores israelíes más conservadores, sobre todo por afirmar que es hora de acabar con más de medio siglo de conflicto. "No creo que sea una provocación desear la paz en esta región, y si alguien cree que lo es, ése es el problema".
DAM, un popular trío árabe-israelí con el que Hadag Nahash dice mantener una excelente relación, saltó a la fama con Min erhabe? (¿Quién es el terrorista?). Editado en 2001, en plena oleada de atentados suicidas, acusaba al ejército israelí de practicar su propio terrorismo. Hasta entonces, su líder, Tamer Nafar, era amigo de Subliminal, pero eso motivó una ruptura irreversible entre los dos. En Slingshot hip-hop, un documental sobre el hip-hop en Palestina, Nafar llamaba la atención sobre la pérdida de la identidad: "A los jóvenes palestinos que viven en lo que ahora es Israel no se les enseña su verdadera historia. Si les preguntan, responden que son árabes, no palestinos. Somos los negros de Oriente Próximo". En su tema Born here, rubricaba la declaración de principios: "Nacimos aquí y no nos separarán de nuestras raíces aunque intenten contenernos con un muro y demoliendo nuestras casas". Un mensaje que les ha valido escuchar en más de una ocasión el grito de "¡Muerte a los árabes!" desde algún sector del público. Una voz que en los conciertos de Subliminal es coreada por buena parte de la audiencia, sobre todo cada vez que suena Biladi (Mi tierra), donde espeta a los palestinos que "estamos aquí y nunca nos marcharemos".
Pero todas las rimas chocan con kilómetros de empalizada de nueve metros de altura. Con él como telón de fondo,
G-Town acaba de autoeditar el álbum Derdaka, donde denuncian las dificultades que encuentran cada día los palestinos en los territorios ocupados. "Vivimos en un gueto. De ahí la g de G-Town. G de gueto", comentan al término de un concierto en el Centro Cultural Francés en Jerusalén. Mientras, el muro avanza. Y cuando se cierre, los que no tengan una tarjeta de identidad de Jerusalén no podrán salir de él. Pero la banda palestina, que permite la descarga de sus temas via myspace, cree que ni así podrán callarles.
Aunque la sinrazón también gotea sobre las filas israelíes. Para ejemplo, Rebel Sun, el MC de Coolooloosh. Judío afroamericano de Boston, lleva nueve años afincado en Jerusalén, donde se casó y tiene dos hijas. Tan cercano al activismo de izquierdas como recto observante de la Torah, hace dos años casi le rescinden el permiso de residencia por no poder probar su judaísmo. El asunto movilizó a la escena hip-hop. "Ya es agua pasada", comenta su compañero de banda Yuval Gerstein; "ahora estamos grabando en Estados Unidos con el productor de The Roots".
Cuando hay dificultades en las fronteras terrestres, Internet es la salida. En Ramala (Cisjordania) nos esperan Stormtrap y Boykutt, productores y MC de Ramallah Underground. "Nuestras letras expresan la angustia y el desafío del colonizado al colono. Se descargan gratuitamente desde la Red. Es nuestra forma de resistencia para que el mensaje llegue a la gente". Lamentan que muchos palestinos hayan dejado de luchar. "Están cómodos con su relativa seguridad dentro del muro. Pero es una ilusión. Reivindicamos una Palestina libre". La policía palestina tampoco se libra de críticas. "En Belén hay un montón de graffitis de Banksy, pero en Ramala, como es la capital, es más difícil: a la policía no le gustan los mensajes políticos".
En Gaza es aún peor. "Desde las últimas elecciones no podemos movernos libremente", denuncia Ayman Jerajamal, de The Palestinian Rapperz. "Hemos perdido muchos conciertos y hasta nos denegaron el visado para ir al estreno de Slingshot hip-hop en Sundance. Nuestro último tema se titula Sajeen (Prisionero) y va sobre la vida en Gaza. Queremos sacar un álbum con nuestro dinero, pero no es fácil encontrar trabajo". La vida en los territorios palestinos es un toma y daca con los soldados israelíes. A veces el trato es vejatorio, pero no siempre. "En un concierto había soldados israelíes. Les flipó nuestra actuación y hasta nos saludaron. No todos son mala gente. Muchos en Israel también quieren paz".
Sin embargo, el intercambio de misiles de los radicales palestinos y los bombardeos de castigo de la aviación israelí dejan las buenas intenciones en papel mojado. Para Subliminal, las imágenes de niños muertos en ataques israelíes "forman parte de la propaganda pro palestina subvencionada por los países árabes. ¿Por qué tienen a los niños en una posición militar? Claro, luego lo ves en la CNN y los israelíes somos los malos". Ayman, de The Palestinian Rapperz, discrepa: "Es la mayor mierda que he oído nunca. ¿Gente a la que le gusta que maten a sus hijos? Propaganda es que te maten en casa con tu familia y lo justifiquen. Supongo que lo hacen bien, porque casi todo el mundo se lo cree".
¿Y ellas? Pues también han tomado la palabra. Y no es fácil. A Sivan, la niña mimada de TACT, le costó enfrentarse a una familia muy religiosa para fichar por un sello lleno de hombres tatuados. Sabrina da Witch desoyó la oposición familiar para componer letras incendiarias a favor de la causa palestina, pero también contra los asesinatos de mujeres árabes por causas de honor. Y las integrantes del dúo árabe-israelí Arapyat ponen la misma tozudez tanto al afirmar que son musulmanas y vírgenes como al condenar la represión de la mujer en el mundo árabe.
Distintos mensajes para una región que se merece tiempos de paz.
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