"He sido muy rebelde"
Juan Martín del Potro (Tandil, 1988) es la gran esperanza del tenis argentino y su mejor representante por ranking mundial (número ocho) en la final de la Copa Davis. Es un jugador venido del futuro: mide 198 centímetros, sueña con ser arquitecto y se espera que gobierne el tenis mundial en poco tiempo. Hay una razón estadística. Este año ha ganado cuatro torneos. Diez de los once tenistas que lo consiguieron antes de cumplir los 20, como él, llegaron al número uno. "Rafa [Nadal] es mi amigo. Si tiene una lesión seria, me preocupa, aunque sea una miniventaja para nosotros", dice sobre su baja en el gran duelo que comienza hoy.
Pregunta. Dijo usted en una ocasión que David Nalbandian es el as de espadas de Argentina. ¿No lo será usted?
"Ya no soy el 'sparring' de Federer. Ahora juego contra él y he mejorado mucho"
"Va a ser algo único. Él público nos puede ayudar y desconcertar al contrario"
Respuesta. Sigo diciendo lo mismo. En Madrid, en 2007, me ganó en la cuarta ronda. Nos saludamos en la red y le dije: 'Para mí, sos el mejor. Le podés ganar a todos. Te lo tenés que creer'. Después ganó a Rafa, a Djokovic, a Federer..., y los torneos de Madrid y París. Todo. Seguramente él lo sabe. El as de espadas de Argentina es Nalbandian. Yo soy el de al lado. El as de bastos.
P. ¿Qué espera de la final?
R. España es el peor rival que nos podía tocar. De hecho, hemos tenido que cambiar la superficie: no le podemos jugar en arcilla. Será una final pareja y ojalá que la podamos ganar por primera vez.
P. Antes de conocer el sorteo, dijo que si Feliciano López jugaba el individual sería mejor para usted porque con su juego cortado podría ahorrar desgaste físico. Será su primer adversario.
R. Feliciano es muy peligroso. Tiene tiros que no tienen muchos jugadores. Saque bueno, derecha buena... Esta superficie le ayuda. Pero yo estoy en un buen momento, llego bien y tengo mis armas para ganarle.
P. Rebobine. ¿Cómo era Del Potro de niño?
R. Era un desastre. Hacía todas las cagadas. Me gustaba mucho el fútbol y estaba todo el tiempo pateando la pelota. La raqueta ni la tocaba. Me gustaba el colegio, pero, cuando salía, me iba con la pelota y los amigos a jugar al fútbol. Cuando fui creciendo, con la juventud... Uno es más rebelde. De los 13 a los 17 años fui muy rebelde. Te dicen algo y haces otra cosa, como cualquier chico.
P. Ahora que es famoso, ¿hace cola en los sitios de moda?
R. No. Eso, como en todos los lados, cuando una persona es reconocida... Es algo que viene con lo que uno hace. Si tengo que hacerla, la hago. A mí, cuando salgo a una discoteca o voy a alguna fiesta, lo que me importa es estar con mis amigos. Ser famoso ayuda en todo, para conseguir muchas cosas, pero hay que tener los pies sobre la tierra, ser consciente de dónde viene uno, de su familia, de sus amigos.
P. ¿Recuerda la última vez que voló en clase turista?
R. Sí, y sufría. Fue a mediados del año pasado. Igual, siempre viajaba en salida de emergencia porque tenía más espacio. Ya después empecé a viajar en business por una cuestión física. ¡Se siente mucho la diferencia de la clase económica a la business!
P. Lloró cuando le eliminaron en el Abierto de Estados Unidos. ¿Qué se le rompió por dentro?
R. Muchas cosas. Tras tanto sacrificio y tantos partidos ganados, con una racha de victorias muy buena..., perder fue un poco triste. Ese llanto fue desahogo, bronca, felicidad..., un montón de cosas que tenía guardadas desde hacía mucho tiempo y que descargué en esa rueda de prensa. Son esos momentos en los que uno necesita descargarse con alguien para después verlo todo mucho mejor.
P. Diez de los once tenistas que ganaron cuatro títulos con menos de 20 años llegaron luego al número uno. Su futuro está escrito.
R. Es una estadística muy linda y me da muchas esperanzas, pero no me garantiza el número uno de acá a unos años. No me presiona, pero sí me marca que hasta ahora hice las cosas bien y debo seguir de esta manera. Mi sueño máximo es ser el uno.
P. ¿Qué ha tenido que cambiar, para aspirar a ello, el Del Potro que servía a Federer para calentarse en el torneo de Madrid de 2005?
R. Ha cambiado todo. Ya no soy el sparring de Federer, Nadal o Djokovic. Soy un jugador que, si bien está muy lejos de ese nivel, juega partidos contra ellos. Hay una gran diferencia. Sabía que era joven y que tenía tiempo para mejorar mi mentalidad y, sobre todo, mi físico. También, mi tenis. Sin apuros. Esperando los momentos. Ahora soy más completo y he mejorado físicamente.
P. Tuvo problemas con su estatura.
R. Son problemas lógicos de cualquier chico de 16 o 17 años que está en crecimiento. Creo que sólo cracks como Nadal, Federer o Djokovic tienen el físico privilegiado para con tan poca edad jugar y aguantar tantos partidos, tantos sacrificios.
P. Después de que Rusia perdiera contra ustedes en las semifinales, Tursunov dijo que no estaba preparado para la Tercera Guerra Mundial. ¿Tan fuerte es lo del público argentino?
R. No es para tanto. La gente ya va pensando que le van a tratar mal o que le van a insultar y no es así. La gente en Argentina sólo grita mucho y nos alienta a nosotros, pero con el otro equipo no se mete. Creo que pasa en cualquier país: si uno es visitante, siente todos los gritos en contra. Es algo lindo que tiene la Copa Davis. Esos factores nos pueden ayudar a desconcentrar al rival y sacar un poco de ventaja, pero no deja de ser un partido de tenis. Va a ser algo único.
P. ¿Un proyecto de futuro?
R. Me gusta mucho la arquitectura. Quiero empezar algún curso mientras estoy de viaje porque tengo mucho tiempo libre.
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