Una escena sin renovación
Al mirar el panorama teatral andaluz un nombre adquiere un protagonismo inevitable. Salvador Távora es uno de los autores más influyentes en las nuevas generaciones por su capacidad de haber dotado al teatro de una identidad andaluza. Su último montaje, Yerma máter, se basa en el texto de Federico García Lorca aportando un universo flamenco alrededor del dolor. De la misma escuela, prestando atención al teatro clásico, aparece el nombre de Juan Dolores Caballero, ganador del premio de Teatro en el Sur por el montaje de El amor de don Perlimplín, también de García Lorca.
Una de las compañías andaluzas con más repercusión en el extranjero se dedica al teatro de títeres. Se trata de Titiritrán, que con su espectáculo Nena logró el premio a la mejor dirección en la Feria Europea de Teatro para Niños de 2008. Maruja Gutiérrez, responsable del texto y del montaje, apuesta por una escena sencilla, con pocos objetos cargados de simbolismo.
Andalucía cuenta con una de las mayores redes de teatros municipales de España. Si bien, la mayor parte de ellos están infrautilizados. De este modo, no parece que llegue a producirse una renovación y las compañías más importantes son las que dominan el paisaje, del que apenas forman parte nuevos proyectos de compañías nuevas.
Otro de los grandes nombres de la escena andaluza es el de José María Roca, que tras cerca de 20 años de trayectoria ha conseguido colocar a Producciones Imperdibles, la compañía que fundó, entre las más importantes del teatro contemporáneo en España. Sus montajes, llenos de simbolismo y con una gran presencia de efectos especiales y nuevas tecnologías, han aportado dinamismo a la escena andaluza.
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