_
_
_
_

Aquel susto del joven Wenders con las galletas de hachís...

Wim Wenders estuvo al borde de la muerte en 1978. El realizador alemán, que acaba de llevar al cine Palermo shooting, ha confesado ahora que de joven se comió unas cuantas galletas de hachís de más. "Con 24 años aterricé en urgencias con una sobredosis. Sin saber su contenido, comí en una fiesta una fuente llena de galletas de hachís", afirma Wenders en una entrevista que publica la revista alemana Gala. "Incluso después de limpiarme el estómago, los médicos no podían controlar mi corazón. Ya había hecho punto final con la vida. Es la experiencia más asombrosa que he tenido nunca. Y no hubo ni huella de miedo".

El director de El amigo americano, París, Texas y El cielo sobre Berlín cree en una vida después de la muerte "hasta con la última célula de mi cuerpo, y son muchas. Yo ya estuve ante esa puerta y hasta crucé el umbral. Al final del túnel se veía luz y belleza". El director asume un tono místico para decir que tomó el inefable camino hacia la luz "sin miedo, con esperanza y el corazón a cien. Todos los que han tenido una experiencia parecida cuentan lo mismo".

Preguntado si le preocupa el recuerdo que dejará una vez muerto, Wenders aclara: "Me importa un bledo lo que digan después de mí. Lo que me importa es que haya gente que comente: 'esta película me ha aportado algo, ha cambiado mi vida'. Eso sería para mí un legado satisfactorio".

Wim Wenders en la Mostra de Venecia, el pasado mes de agosto.
Wim Wenders en la Mostra de Venecia, el pasado mes de agosto.AP

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_