Coadjutor
Los hay en el seno del PSOE andaluz que admiran en privado los métodos empleados por la Iglesia para fijar el relevo del cardenal Carlos Amigo Vallejo como arzobispo de Sevilla. Ante la perspectiva cercana de su jubilación, el Vaticano no ha ido con contemplaciones y le ha colocado al, hasta ahora, obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, como arzobispo coadjutor, esto es, con derecho a sucesión una vez que Amigo cumpla los 75 años. Dicen que el cardenal ha pagado muy caro su distanciamiento con el "todopoderoso" Rouco Varela por lo que no ha habido miramientos y en enero tendrá a su lado al que meses después le sucederá acabando, de esta forma, con especulaciones y dudas. Una manera muy expeditiva que para sí quisieran aquellos que sueñan todos los días en cómo dar el zarpazo definitivo, cómo, en fin, relevan, de una vez por todas, a Manuel Chaves, por las buenas o por las malas. En todo caso, para forzar su marcha al "estilo vaticano" parece claro que no lo van a tener fácil. Evidentemente, no estamos ante la misma situación por mucho que aspiren y confíen algunos en una intervención directísima de Ferraz para solucionar el problema en base a sus pretensiones.
Y es que ni Chaves es Amigo Vallejo ni, tampoco, el PSOE andaluz se parece en nada a la jerarquía eclesial. Difícil de entender sería aquí que le impusieran un sucesor al presidente de la Junta, y del partido, sin tener en cuenta su propia voluntad. Incomprensible sería, igualmente, considerar que su coadjutor/a ya esté definido con antelación por parte de otros y que tan sólo sea cuestión de tiempo, dependiendo de si es el mismo Chaves el que abra la puerta o bien le fuercen a ello. Conviene en este sentido advertir que aquellos que empujan en esa dirección tal vez cometan un grave error de cálculo que podrían pagar muy caro, si no lo están haciendo ya, distrayendo recursos públicos y tiempo en ese entretenimiento a pesar de la que está cayendo con la actual crisis económica que tanto preocupa a la ciudadanía.
A todo esto, el PSOE andaluz tiene los galones, los méritos y el respeto necesario como para que le hurten ahora su propia capacidad de decisión al respecto. De hecho, una discusión de este tipo sería impensable, por ejemplo, en Cataluña y en otros territorios en donde se es estrictamente celoso con la autonomía de sus respectivas federaciones. Y luego está, no se olvide esto, el factor humano. A tenor de cómo se ha empleado Chaves en los últimos "cuerpo a cuerpo" con Arenas, episodios que no hay que descartar de nuevo esta semana, parece lejano el día de su marcha. Da la sensación de que tiene cuerda para rato. Cuanto menos, exhibe la energía y la autoridad suficiente como para que nadie de fuera y, sobre todo, desde dentro, le falte el respeto y lo minusvalore haciéndole a sus espaldas un traje a medida que él no ha pedido.
Por tanto, queda claro que en la pelea nuestro protagonista se crece. Y a pesar de los buenos consejos dados por la presidenta del Parlamento, Fuensanta Coves,apelando como corresponde a su papel a que se guarden las formas en el debate político, lo cierto es que las referencias al pasado de Arenas, y quién sabe si al de otros diputados populares, han sembrado tal desasosiego en ese grupo que la próxima vez se lo van pensar bien en relación a la manida estrategia sobre el Palacio de San Telmo y lo supuestos derroches con dinero público.
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